Al preguntarle a Eduardo Garcia Novelli sobre el porqué de su elección profesional, contesta que la vocación lo escogió a él. “Son esas cosas que no  se eligen”, asegura. Nacido en nuestra ciudad, Eduardo explica que San Andrés de Giles le fue marcando sus influencias desde chico.Al final del secundario tenía muy decidido lo que quería ser, y partió hacia la capital para estudiar en el Conservatorio Superior Manuel de Falla y luego en el Conservatorio Provincial Juan José Castro. Allí se vio influenciado por maestros como Antonio María Russo,Director de Orquesta y gran personalidad de la música clásica del país, Néstor Zadoff, director del Coro Nacional de Jóvenes y Carlos López Pucco, miembro de Les Luthiers y fundador del Estudio Coral de Buenos Aires.La música lo fue llevando. Llegó a Estados Unidos para seguir perfeccionándose, y realizó estudios de posgrado: una maestría y un doctorado en la Universidad de Houston, Texas. Allí trabajó durante mucho tiempo con el actual director coral de la filarmónica de New York, Lorin Maazel y con Hans Graf, quien  maneja el coro de la Sinfónica de Houston.Actualmente Eduardo vive junto a su familia en Rancine, Wiscousin. Allí trabaja en el campus universitario Carthage Colegge, donde se desempeña como profesor y director de las actividades del coro. Además es el encargado del departamento de música de la institución. En marzo del 2017 estará presentando la Misa de Coronación de Mozart en el Carnegie Hall, reconocido salón de conciertos en Manhattan, Nueva York. Es uno de los sitios ilustres de Estados Unidos para músicos clásicos y populares, famoso por su belleza, historia y extraordinaria acústica.Confiesa que lo mejor de ejercer su profesión es trabajar con grupos grandes: “un coro no funciona si no hay personas, no es una maquina: son seres humanos y el arte es lo que hacés con ellos”.  Sin embargo, sostiene que esto también tiene su lado negativo y comienza a reír de su ironía: “la gente es complicada, acá en la China y en todos lados”.Las diferencias culturales siempre están presentes cuando se viaja de un lugar al otro. Él opina que el público en EE.UU o Europa es más quieto y respetuoso, siempre aplauden, y si les gustó mucho se ponen de pie al final y alguno, posiblemente, diga algo en voz alta.  En cambio, la audiencia argentina es mucho más latina: “cuando les gusta algo están a los gritos todo el tiempo, de la misma manera que si no les gustó también lo hacen notar”.El director coral comparó  también a los artistas de EE.UU con los de Argentina. Confiesa que allá son muy puntuales: “sí un ensayo empieza a las 5  están todos a esa hora.  Allá tengo un grupo de 50 persones de las cuales  2 o 3 llegan tarde, a diferencia de acá, si empiezo a las 5, a las 5.25 tengo tan solo 20”.Entre sus presentaciones más memorables, destaca haber cantado el Requiem de Fauré con la Orquesta Sinfónica Nacional en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires o presentarse con la Filarmónica de New York en varias oportunidades.El director de coros se despide destacando lo orgulloso que está de que esa vocación tan apasionante lo haya elegido a él.