Este fin de semana uno de los bares más concurridos de nuestra ciudad fue clausurado. Después de trabajar casi todo el verano, finalmente Inspección General colocó la faja de clausura en Kalo Bar. Muchos vecinos y clientes se hicieron eco en las redes sociales y repudiaron esta decisión.

Durante la pandemia, el comerciante Gustavo Gelves tuvo que reinventarse para sobrevivir. En 2020 hizo desayunos, delivery, y distintas propuestas como el Café Circular que busca reducir el uso de descartables para cuidar al medio ambiente. También comenzó a apostar por la cultura y a brindar espectáculos de artistas locales y de la región. “Kalo Bar” dejó de ser un simple bar para convertirse en uno de los lugares más elegidos por los gilenses.

Sin embargo, en este momento Kalo está cerrado. El motivo de la clausura es porque “las personas están paradas y bailan en el lugar”, algo que según Inspección no coincide con su habilitación actual. En diálogo con Infociudad, Gustavo explicó lo que sucedió: “hace tiempo que me quieren clausurar, pero no encontraban motivos porque legalmente tengo todo, el REBA y la habilitación. Si bien antes era pizzería, ya vinieron los bomberos de Luján, me hicieron toda la inspección que tenían que hacer y presenté una carpeta en el municipio hace 3 meses”.

A partir de la inspección de los bomberos, el  local quedó como “pizzería-bar con derecho a espectáculos”, pero aunque presentó la documentación completa hace meses, todavía siguen sin autorizarse. Respecto al procedimiento de Inspección, el dueño del bar asegura que “es un hostigamiento constante de entrar a mi bar, molestar a la gente filmando y sacando fotos, la orden es que cada 40 minutos venga el patrullero a mirar”.

También lamenta que las trabas burocráticas hayan complicado su aporte a la cultura local: “tuve que cortar los shows tan lindos que estaba haciendo porque solo me permiten que sean hasta las 12 de la noche. Por eso en enero casi  no hice ningún show, porque no tiene sentido montar un escenario que pago yo, contratar artistas que también pago yo y a las 12 de la noche tener que cortar. La gente empieza a venir a las 11 de la noche, imagínate que al rato tengo que cortar, no se puede”.

El dueño del bar también confiesa que para él “ver la camioneta y las luces amarillas es un trastorno”. “No debería ser así, soy un comerciante de Giles que no les debe nada  y estoy  en regla con todo, desde monotributo, papeles. Ocasionan un mal tremendo y una persecuta que ya pasa a ser personal. Vienen viernes, sábado y domingo. Si abriese un lunes vendrían también los lunes. Soy un comerciante que apoya y quiere crecer, con esfuerzo y trabajo se puede, pero gente así  no te deja trabajar”.

Además destacó que el cierre de su bar afecta a todos los vecinos que trabajan allí como mozos y cocineros. También repercute en los proveedores a quienes siempre les compró: “es una vergüenza que pase esto en Giles cuando venimos de una pandemia que nos golpeó mucho económicamente. Así dejan sin trabajo a un montón de gente y jóvenes que trabajan en Kalo Bar, también a los proveedores porque compro todo en San Andrés de Giles, la plata no se va a otro lado, queda en Giles. Todas esas cosas dan bronca y tristeza.”