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Un puente a la esperanza

Para la RAE una adicción es una dependencia de sustancias o actividades nocivas para la salud o el equilibrio psíquico que puede tener un individuo. Aquellas personas que la padecen tarde o temprano luchan en pos de una recuperación, los caminos son variados pero ninguno sencillo. Si bien existen diferentes tratamientos no sobresale un método que pueda aceptarse globalmente como el más “efectivo”, cómo superar una adicción no tiene un manual de acción.La problemática está instalada mundialmente, por lo tanto en cada rincón existe una luz que puede ayudar a superar una situación que no solo arrastra al individuo sino también a su entorno. Nuestra ciudad no es la excepción, en un lugar privilegiado de la localidad de Cucullú está Desafío Juvenil, un programa internacional que promueve la creación de “un puente entre la calle y la iglesia”. Sin fármacos y con la fe como factor de fuerza esta organización demostró que superar las adicciones y encontrar un equilibrio es posible.Desafío Juvenil nació en 1958 en Estados Unidos cuando un joven pastor de 26 años llamado David Wikerson se acercó a New York para presenciar el juicio a un grupo de jóvenes pandilleros. El predicador se preguntó por qué nadie ayudaba a ese sector de la sociedad y en busca de respuestas formó el centro de rehabilitación Desafío Juvenil – DJ -. Un espacio para aquellos jóvenes que realmente querían cambiar, dejando de lado los días tormentosos vinculados a las drogas y la delincuencia.El programa con el paso de los años se extendió en el mundo, llegando a más de 90 países. En Argentina el pastor Claudio Ghringhelli comenzó el DJ en la década del 80. La sede inicial estuvo en Villa Ballester hasta encontrar en el barrio de Caballito de la Capital Federal su actual central. En 1989 Ghringhelli que además es Ingeniero Agrónomo, decidió extender el programa a Cucullú con la adquisición de una granja de 26 hectáreas, el desafío encontró su lugar en la ruralidad de nuestro partido. En este sitio se completaría el grueso de un programa que cambió la vida de muchos.El desafío de la feEl programa se inicia en Caballito donde los jóvenes con intenciones de recuperarse tienen diversas entrevistas. Luego de estar a prueba durante un corto período comienzan las actividades en la granja de Cucullú por un lapso de 15 a 18 meses, dependiendo la situación del joven (aquellos que son padres suelen estar un año).“Acá se establece un cronograma apoyado en las necesidades físicas y emocionales. El joven tiene la libertad de expresarse, las personas que están en adicciones generalmente no hablan, no saben resolver sus problemáticas. En este lugar tienen el espacio de contención y de expresión para contar lo que sucedieron” cuenta el pastor Demetrio Juárez (40), coordinador del DJ en la granja. Los jóvenes comienzan su día compartiendo una meditación de la palabra de Dios para luego dar paso a sus actividades específicas.En el lugar los ellos son protagonistas: trabajan la panadería y dulcería, hacen la huerta, cuidan el ganado, administran el tambo y mantienen las instalaciones. Además se reparten las tareas diarias de limpieza y orden, para garantizar un óptimo funcionamiento de un grupo compuesto por 15 personas haciendo el DJ, un colaborador y el pastor Demetrio. A su vez el director Claudio Ghringhelli con su esposa y el pastor Gabriel viajan desde la ciudad de Buenos Aires esporádicamente para seguir de cerca el proyecto.El 70% del programa se mantiene con las ventas que los jóvenes realizan en San Andrés de Giles y en Iglesias cercanas. “La gente de Giles sin darse cuenta con sus compras sostienen esto, estamos muy agradecidos” cuenta Demetrio y agrega “a los chicos les tenemos que enseñar a ser sustentables, generar los recursos con sus propias manos, ese es el camino”. El resto de los ingresos del DJ se completan con aportes que se realizan al ministerio desde otras centrales y un arancel que pagan las familias. Igualmente el programa beca a aquellos que no pueden cubrir los gastos, la política del lugar es no centralizar en la capacidad económica la posibilidad de ingresar. “El que realmente quiera recuperarse tiene su oportunidad acá” nos contó Demetrio. DJ no cuenta con un apoyo gubernamental.Demetrio, un ejemplo de superaciónDe barrabrava de River a pastor. El camino de Demetrio Juárez no fue sencillo. Ingresó al DJ hace 10 años y nunca más salió. Hoy es el coordinador de la granja y el testimonio vivo para los jóvenes que ven en su reflejo que sí se puede.  “Tuve un llamado de Dios para quedarme. No solamente para crecer yo, sino también para ayudar al otro” cuenta Demetrio.El pastor terminó sus estudios secundarios y estudió teología. El objetivo del DJ de “formar futuros líderes espirituales para la sociedad” se cumplió con Demetrio. “Muchas veces fuimos pateados, pero nadie se paró a preguntarnos qué es lo que nos pasaba o porque hacíamos eso. Por eso el joven no se siente insertado en la sociedad y responde con violencia. Hay una sociedad que no entiende la problemática” explica el pastor.“Este es un proceso doloroso para el joven, donde se movilizan internamente. El joven que quiera pasarlo, lo pasa y los resultados son buenos. 3 de cada 10 personas que ingresan no vuelven a reincidir” explica Demetrio y agrega “Siempre lo complejo son los meses iniciales. Nos cuesta la perturbación del pasado. Existe una demanda del cuerpo a las cosas que veníamos haciendo mal”.Demetrio cuenta que pudo hacer el “clic” cuando “tocó fondo”, sabiendo que por ese camino “nunca iba a poder formar una familia”. A su vez destacó que los estupefacientes actuales son “más tóxicos y destructivos” y que aunque al principio todo es “risa” la droga “es mala y traicionera. El fin es muerte espiritual y física”.Con cierta emoción en su rostro el pastor cuenta que en DJ encontró su “lugar en el mundo” donde recibió “el amor, la educación, un equilibrio emocional y la posibilidad de cumplir objetivos reales”. Su mensaje es contundente, a los jóvenes les pide que “no pienses dos veces cuando tocan fondo” y que “pidan ayuda”. A las familias que “tengan esperanza” y que “acompañen a sus hijos sin condenarlos”.

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