En San Andrés de Giles, la magia de la Navidad tiene nombre, apellido y consultorio: es el Dr. Néstor Pinca, el médico que desde hace más de tres décadas se transforma en Papá Noel para recibir a los niños de la ciudad y entregarles un regalo cargado de ilusión. Junto a su esposa, Victoria Rojo, organiza un operativo navideño que es parte de las infancias del pueblo. ¿Quién no recibió alguna vez un regalo de sus manos?

Esta tradición, que comenzó en 1993 de la manera más espontánea, hoy es un evento esperado por cientos de familias que buscan encender el espíritu navideño en sus hijos. Infociudad charló con el propio Néstor para conocer los detalles y la historia detrás del personaje.

“El punto de partida de todo esto fue mi ahijado, que hoy es un odontólogo y estuvo conmigo el domingo que fue mi cumpleaños. Esto también lo tomo como un regalo de cumpleaños, esta posibilidad que Dios me da para hacer felices a los chicos un ratito. Siempre lo hago sin ningún interés, solo lo hago para tratar de hacer felices a los chicos”, relató con emoción.

La organización es minuciosa y se basa en la colaboración de la comunidad. Cada año, un buzón se instala en la esquina de España y Colectora desde el Día de la Virgen, indicando el número de teléfono al que las familias deben comunicarse para coordinar la entrega. Néstor explicó cómo funciona el sistema:

“Llevamos ahora 32 años haciéndolo. El buzón está desde el Día de la Virgen, que se abre en el arbolito, en la esquina de España y Colectora, hay un cartel que dice el número al que hay que comunicarse, que es el número de Vicky, que es mi fiel compañera en todo este emprendimiento desde hace tanto tiempo, y los regalos se pueden llevar durante el 24 esa mañana hasta las 8 de la noche, porque Papá Noel más o menos a las 9 en punto llega para que puedan volver a su casa y comer con la familia. Ahí Papá Noel los va a llamar y les va a dar el regalo que previamente me llevaron los papás”.

De esta manera, cada Nochebuena, su casa se convierte en “El campito de Papá Noel”, donde lo más importante no es el regalo, sino el encuentro, la mirada de sorpresa de los niños.

Lo que nació casi sin querer, motivado por el deseo de hacer feliz a un ahijado, hoy es un legado que ha marcado a generaciones enteras de gilenses. Néstor Pinca, el médico que también es Papá Noel, no planea colgar el gorro rojo: mientras haya niños que crean en la magia y una comunidad que lo acompañe, él seguirá allí, en la esquina de siempre, repartiendo alegría y convirtiendo la Navidad en un recuerdo imborrable para todos.