


Hoy, el centro de San Andrés de Giles amaneció con un paisaje inusual: calles intervenidas con conos y vehículos de época, preparadas para ser el set de filmación de “Gordon”, la nueva serie de Netflix. La producción, que ya inició su rodaje en Buenos Aires y en Río Negro, eligió esta localidad para recrear el ambiente de los años 70.
La serie está basada en la historia real de Aníbal Gordon, una de las figuras más oscuras de la historia argentina reciente. Gordon fue un ladrón de obras de arte, represor de la Triple A y jefe del centro clandestino Automotores Orletti, que colaboró con la dictadura militar en los años 70. El reconocido actor Rodrigo de la Serna será el encargado de encarnar este complejo personaje.
El elenco lo completan Matías Recalt, Camila Peralta y cuenta con la participación especial de Matías Mayer, entre otros. La dirección está a cargo de Pablo Trapero y Pablo Fendrick, y el guion se basa en la novela “Gordon” de Marcelo Larraquy. La producción contará con seis episodios que explorarán los años más violentos del país.
Los productores de la serie llegaron a San Andrés de Giles buscando calles de barrio que se parezcan a Ramos Mejía en los años 70. Para ello, buscaron calles con casas similares a las de la época. Las calles seleccionadas fueron Maipú y Chacabuco, desde Suero hasta Mitre. Van a filmar recorridos en auto, incluida una persecución.
También participarán algunos vecinos como extras, que fueron seleccionados por tener un look similar al de los 70: sin tatuajes, sin cortes modernos y sin el pelo teñido.
El martes por la tarde, la producción avisó a los vecinos de las calles seleccionadas que debían despejar las vías y no dejar sus autos estacionados durante el horario de filmación. Desde las 7 de la mañana de hoy, comenzaron a llegar autos de la época para ambientar la calle. Incluso, algunos vecinos amantes de los autos clásicos colaboraron estacionando sus vehículos en la zona que se filmará. Algunas calles estarán cortadas en distintos momentos del día mientras dure la filmación.
Hasta ahora, el clima en la calle es de alegría y expectativa: los vecinos están contentos. en la puerta de sus casas chusmeando a ver que pasa. Los productores son amables y charlan con ellos. Hoy se puede ver algo distinto a la cotidiana tranquilidad de Giles.