¿Será que tenemos tatuado en la consciencia la interpretación lineal del tiempo?

¡Cuántas preguntas! comencemos a desmenuzar esto.

Desde los inicios de nuestra educación se nos muestra el tiempo como una línea, donde un hecho aparece detrás o delante de otro, no solo esta percepción se enseña de forma sistemática sino que se nos transmite que para la concreción de cualquier objetivo es necesario una guía, un camino y como mencionaba, una sucesión sistemática de pasos a seguir. La metodología puede resultarnos realmente muy útil para muchas actividades, siempre y cuando comprendamos que si de evolución se trata no deberíamos olvidar que nunca se da de forma lineal y ascendente. Tener tan impregnado el concepto lineal del tiempo puede ser frustrante cuando nos encontramos con que esta visual que aprendimos nunca se imprime en la realidad. 

Reconocernos seres cíclicos aliviana esta exigencia, percibir el tiempo o la evolución de un proyecto o de mí mismo como un espiral ascendente y expansivo trae y alimenta a nuestra mente racional con una nueva forma de comprender el tiempo y los procesos. 

Transformar la pregunta ¿por qué a mi? A ¿para qué a mi? Me abre posibilidades, me invita a ver más allá del hecho en sí y poder percibir para qué razón superior esto está llamando mi atención. 

Voy a compartirles un ejemplo personal, hace unos días me encontraba tapada por actividades, con la agenda sobrecargada y recibiendo muchas noticias que me generaban incomodidad y angustia, en el torbellino que me encontraba caí en el tan conocido por los terapeutas y coaches rol de víctima, comencé a preguntarme por qué me estaba pasando todo junto, en ese momento, en la madrugada de un domingo, noto que uno de mis gatitos no podía hacer pis y un veterinario amigo, que no estaba en la ciudad, me dijo que la situación era muy grave. Desesperadamente me pongo a llamar a todos los números de profesionales que estaban en la ciudad hasta que alguien atendió. Ese hecho me despertó, me sacudió y tuve que activar mi rol de resolución, logré identificarme como víctima y cambié al para qué, cuando resolví la situación me di cuenta que nada por lo que me venía enredando tenía demasiado sentido y que justamente esta gota que rebalsaba el vaso en realidad me estaba salvando. Amplió mi percepción y empecé a ver las soluciones a todo lo anterior. 

Muchas veces ante el más mínimo suceso aparentemente desafortunado nos llevamos a creer que así va a ser a partir de ahora y que tenemos “mala suerte” o que alguien nos maldijo, por el contrario somos nosotros los que no podemos cambiar los lentes con los que estamos mirando la escena, creyendo que porque no es como nuestro ego esperaba esta mal y, por el contrario, siempre es justo lo que necesitamos para animarnos a ver más allá del problema y ampliar nuestra forma de percibir. 

Ahora bien, ¿son los mismos? ¿Son errores?..

Desde mi perspectiva y experiencia, no existen los errores, todos son hechos que aparecen frente a nosotros para que aumentemos nuestras capacidades y podamos en otro momento acompañar a alguien más que esté pasando por algo similar. 

En cada vuelta de la espiral evolutiva de cada uno, pasamos por lugares similares para ver como actuamos dado el recorrido que hicimos desde la última vez que estuvimos ahí.

Traigo otros ejemplos, si atravesaste un vínculo que consideras tóxico probablemente te encuentres nuevamente con vínculos que puedas terminar llamando de la misma forma, porque te seguís encontrando con lo que seguís siendo hasta que registrás donde poner nuevos límites, no solo en acuerdos con el otro sino también con vos mismo. 

No existe el error, son simplemente pruebas de esta vida escuela que están ahí disponibles para que trascendamos viejas formas que ya nos quedan chicas. 

¡Eso si!, si ya te diste cuenta y no te hacés responsable cada vez, la prueba va a ser más compleja, porque a medida que ascendemos los lugares donde nos estancamos nos drenan más y más. Imagínate que ese vínculo o trabajo o lo que sea que no te haga feliz hoy es una caja, y tu alma está metida ahí, tu alma no deja de expandirse, pero el tamaño de la caja no cambia, y cada vez la presión aumenta, sino nos elegimos por sobre esa caja que creemos que es un lugar “seguro”, todo termina por explotar por los aires, como nos muestra La Torre en el TAROT.

Animate a ocupar más espacio, te mereces el mundo, no tu caja. 

Para despedirme te dejo una tirada express y nos recuerdo… El Loco, el arcano número 0, puede ubicarse al principio, al final o a modo de comodín en cualquier momento del recorrido evolutivo, porque SIEMPRE en un buen momento para iniciar de nuevo.

Con mucho amor, Paula Bonaparte.
@queenbonaparte___ [tarot rider & life coach]

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