Una de las rampas en malas condiciones, ubicada en Rivadavia y Belgrano.
No es posible avanzar hacia la inclusión sin el apoyo de una conciencia social respaldada por el compromiso de la gestión pública. Para eso, la legislación debe ser, de forma inequívoca, el primer pilar en el proceso hacia la integración. En este sentido, rige desde 1994 la ley nacional de accesibilidad de personas con movilidad reducida. Ahí se establece como prioridad “la supresión de barreras físicas en ámbitos urbanos, arquitectónicos y del transporte. Se entiende por accesibilidad la posibilidad de gozar de las adecuadas condiciones de seguridad y autonomía como elemento primordial para el desarrollo de las actividades diarias sin restricciones derivadas del ámbito físico urbano”. Al hablar de barreras físicas, cabe hacer mención a las zonas peatonales, escaleras, rampas, parques, plazas, espacios libres y estacionamientos.La mejora de la calidad de vida de las personas con alguna limitación es un objetivo acorde al principio constitucional de igualdad. Por lo tanto, corresponde plasmar los instrumentos necesarios para hacer efectivo un ambiente apropiado e inclusivo. Con este fin, la CONADIS (Comisión Nacional Asesora para la Integración de las Personas con Discapacidad), creó un plan nacional de accesibilidad. Se trata de un marco estratégico cuyo objetivo es hacer viable paulatinamente el entorno existente para que todos lo puedan utilizar. Aquí se evalúa el nivel de barreras físicas en espacios públicos, en el transporte y en la comunicación e información (como por ejemplo, las señaléticas públicas y privadas). En este sentido, el desafío consiste en lograr la adaptación progresiva de los planes de accesibilidad en cada ámbito municipal.En lo que refiere a la normativa y ordenanzas locales, cabe señalar que el Concejo Deliberante Juvenil presentó una iniciativa respecto a la incorporación de juegos integradores en los espacios públicos. Si bien hasta el momento existen dos proyectos aprobados de esta índole, no se avanzó en trabajos al respecto. Según destaca Patricia Naser, referente de ADEA, “los chicos de la institución están interesados en ocupar la banca que está disponible en el Concejo para los ciudadanos. El objetivo es plantear la necesidad de las rampas, de los baños y lugares públicos a los que no pueden acceder por las condiciones en las que están. En Giles no hay ninguna plaza con juegos para chicos con discapacidad. A ellos los moviliza y les causa tristeza ir a la plaza para ver a los demás divertirse mientras que ellos no pueden usar los juegos”. A su vez, desde el HCD, en reiteradas oportunidades se ha destacado la necesidad de construir y mejorar rampas de acceso. En relación a esto, es importante señalar que pocas veredas de Giles cuentan con rampas. Al alejarnos del centro de la ciudad esta falencia se acentúa aún más. Incluso varias de las calles nuevas que se están pavimentando carecen de subidas aptas para personas con dificultades motrices.A pesar de que queda mucho por hacer en esta materia a nivel local, poner el foco en mejorar el código de ordenamiento urbano es un buen primer paso. Tal como destacan desde CONADIS: “aunque no sea posible diseñar todo para todas las personas, sí es alcanzable que todo sea lo más flexible e integrador posible, con un diseño de calidad, sostenible y universal, en el que todos aportemos y avancemos en una sociedad respetuosa con las personas y mejor preparada para las futuras generaciones”.