El desfinanciamiento de la educación pública no está a kilómetros de nuestra ciudad, sino que está al lado de amigos, hermanos, parejas, y vecinos en general. Infociudad reunió las voces de aquellos que viven el conflicto desde adentro.Agustín Ferrari, Magali Pedrozo y Danel Ferrety son tres jóvenes vecinos de nuestra ciudad que estudian Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires, reconocida como una de las mejores de Latinoamérica. Sin embargo, el 27 de abril el Consejo Superior aprobó el 0% del aumento de presupuesto con respecto al año pasado.Según el sitio “UBA de pie”, petitorio online (ubadepie.com.ar) bajo el slogan #DefendamosLaUniversidad,  el presupuesto asignado no permitirá financiar todas las actividades más allá del mes de agosto. Además, explican que el escenario se ve agravado por la suspensión de numerosas obras públicas, el aumento de la tarifa de los servicios públicos y la quita de subsidios de los mismos. También afirma la petición que “a esta situación se suma la falta de una propuesta paritaria que recomponga los salarios del personal docente y no docente de la Universidad”.Magali tiene 20 años y hace unos días fue despedida sorpresivamente del lugar donde trabajaba. A su criterio es humillante que el Ministerio de Educación solo ofrezca el 15% de aumento de sueldo universitario cuando la inflación en lo que va del año es del 40%. Los docentes de su facultad se adhirieron al paro, realizaron clases públicas y cortaron la calle con los pupitres. Al principio de éstas los profesores explicaban cuáles eran las razones de esas medidas.Agustín, de 21 años, es militante de La Mella, y explica que  “desde el estudiantado se están haciendo asambleas en todas las facultades con participación masiva, marchas por el boleto educativo, por el presupuesto, también se va hacer una jornada nacional de movilización la semana que viene”. Además, aclara que hasta las facultades más despolitizadas, que tradicionalmente no tienen ese nivel de participación política, están teniendo un activismo fuerte.Por su parte, Danel, de 22 años, comenta que el conflicto no solo es para la UBA, sino para todas las universidades públicas. “La universidad de La Plata está cerrando cursadas a la tarde noche porque no les alcanza para pagar la luz”. Agrega que de esta manera se perjudica a las personas que trabajan de mañana y no pueden asistir en otros horarios.  “El recorte es para todas. En la Universidad de La Matanza llegó una factura de 700 mil pesos de luz, y en la Universidad de La Rioja un millón y pico”Al igual que Magali, quien afirma que nunca escuchó una voz en contra de las medidas de fuerza de la comunidad universitaria, Danel explica que todos creen que la lucha es legítima: “Estamos todos de acuerdo con que no puede haber aproximadamente 30 mil docentes ad honorem que no les quieran aumentar nada este año”.No obstante, Agustín precisa que “el estudiantado en general es muy heterogéneo” y las aguas están divididas en tres: un sector muy despolitizado y de derecha que se manifiesta a favor del recorte porque creen que eso va a garantizar el funcionamiento del país. Otros “si bien entienden que hace falta presupuesto, también tienen cierto dejo de individualismo en la medida en que se quejan de que no tienen clases”. Finalmente, hay una gran parte que “definidamente se posiciona en contra del ajuste y del recorte a la universidad”. Explica que éstos se suman a todas las medidas de fuerza y “que acompañan el debate, se interiorizan y participan”.Tanto Agustín como Magali destacaron que también hubo paro de parte de la gremial no docente, es decir, auxiliares, personal administrativo y de seguridad de la facultad. “Fue la primera vez en quince años que todas las facultades cerraron completamente”, explica ella. Según el militante de La Mella “es algo histórico. Que no haya Universidad de Buenos Aires por un día es algo muy fuerte”.  También comenta que desde el movimiento estudiantil que integra hicieron todo lo posible para que no se vote el presupuesto. “Hacemos todo lo que se pueda para visibilizar este conflicto, para que la gente se sume atrás de un reclamo por garantizar las condiciones de cursada de toda la UBA”, agrega.Según Danel hay muchas personas que estudian para intentar cambiar las cosas con las que no están de acuerdo.  “Generalmente tenés algo que te molesta, alguna inquietud, y por eso terminás estudiando en Sociales”. Además comenta que en este tipo de conflictos “las intenciones del Estado para con la facultad chocan con las nuestras, y se da una lucha verdadera con un fundamento real detrás”.Los tres coincidieron en la importancia de defender la educación pública, principalmente porque es un derecho y “no un gasto, como lo ve este gobierno”, apunta Magali, quien cree firmemente que la educación debe ser gratuita porque eso significa que “todos los argentinos, sin importar a qué sector social pertenezcan, pueden formarse. La educación es fundamental para el desarrollo de los pueblos”. Sin embargo, lamenta haber escuchado “casos de pibes que dejaron la facultad por no poder costear el boleto. Una vergüenza”. Danel también sostiene que la educación pública y de calidad es “la herramienta más poderosa que tenemos para generar capital humano”. Por su parte, Agustín explica que todavía falta para que la educación sea 100% pública: “creo, al igual que mi agrupación,  que hay sectores de la sociedad que no ingresan al ámbito universitario o que les cuesta mucho”.  Asimismo aclara que “la distribución del conocimiento es algo que tiene mucha incidencia en la vida económica y social de un país. Si el saber está manejado por pequeños grupos que imponen qué es lo que se debe enseñar y de qué forma, hay una desigualdad inherente a este sistema”. Concluye decidido: “Sin educación pública no hay igualdad”.