La aparición de Jesús María Chamorro en el escenario electoral fue una sorpresa. El vecino se lanzó como precandidato a intendente por Consenso Federal, la fuerza política del “medio” que lleva a Roberto Lavagna para la presidencia.En estos días de campaña, el equipo de Chamorro usó la creatividad para instalarse en la comunidad como una opción más. Primero fueron las 10 propuestas, luego la pegadiza cumbia y finalmente un spot donde se presenta como aspirante al cargo comunal. Sin embargo, sobre su vida privada hay poca información.Infociudad invitó a Jesús a una entrevista personal para conocerlo un poco más, aunque a ciencia cierta, es correcto afirmar que su historia nos dejó perplejos. La vida de Jesús Chamorro parece estar guionada por un director de cine. Sin dudas, este vecino no la tuvo nada fácil.Jesús nació en Esquina Corrientes, vivió en una chacra junto a sus padres y 18 hermanos, producto de dos relaciones paralelas de su papá. Una multitud. En el norte argentino todo es más complejo, las necesidades son muchas y el nivel de vida es completamente distinto al del centro del país. “Yo empecé a trabajar a los seis años, a la par de los grandes, con mis hermanos estábamos en la cosecha de tabaco, tomate, algodón..” cuenta el precandidato.Para él, trabajar de niño era normal. Igualmente, todos los días se levantaban temprano para ir a la escuela, caminaban 11 kilómetros para luego tomar un colectivo. Eso sí, durante el viaje esquivaban montes y algunos animales salvajes que eran parte del paisaje. “Hoy lo cuento como una anécdota, pero para nosotros ir al colegio era descansar, no nos daba el físico para trabajar como lo hacíamos” explica Jesús a Infociudad.Las historias que Chamorro va contando te generan un nudo en la garganta. Desde la docente que lo quería llevar a vivir al centro de la ciudad pero su familia se negaba, hasta los problemas de su papá con el alcoholismo. La familia trabajaba de sol a sol para comer cuándo podían. “Nosotros comíamos caramelos una vez al año cuándo cobrábamos la cosecha; lo mismo con la ropa, yo les digo a mis hijos que teníamos cuatro o cinco camperas para todos” detalla Chamorro.“Cuándo ya era más grande mi papá me daba una cajón de tomates y yo los salía a vender en la ciudad. Me pasaba todo el día, no podía volver hasta que este vacío. Así con muchas cosas, nosotros nos hacíamos cargo de los hermanos más chiquitos”.A los 17 años Jesús María fue por su sueño: vivir dignamente. En compañía de un cuñado se subió a un camión con destino a un pueblo del interior bonaerense: San Andrés de Giles. Primero trabajó en un horno de ladrillos y luego pasó a los invernaderos, aprovechando su experiencia. La vida en nuestra ciudad era otra cosa, acá los anhelos se podían cumplir.Durante los años posteriores, Jesús se obsesionó con juntar a su familia en Giles. De a poco los fue yendo a buscar, asegurando antes trabajo y una casa. Así, con el paso de los años, trajo a la mayoría de sus hermanos. Sus padres nunca pudieron dejar Corrientes.Jesús pasó por muchos trabajos, incluso durante gran parte de sus días hacía changas para poder construir su casa propia. Cuándo estaba en un reconocido frigorífico local, la vida lo puso a prueba nuevamente. Su hermana necesitaba un riñón y sin pensarlo dos veces fue donante. Para eso tuvo que dejar el trabajo, por la recuperación de la operación, y empezar de cero una vez más.Un tiempo después Chamorro cuenta que volvió al frigorífico y lo volvieron a tomar, sabían de su compromiso. Allí empezó a defender a sus compañeros siendo delegado sindical y se despertó su interés por la política. “Siento que para mejorar las cosas que nos duelen hay que involucrarse y por eso lo hice. A mí me costó muchísimo, y por eso quiero dar mi experiencia y humildad para construir un Giles mejor” concluye el precandidato a intendente.Lejos de los flashes y los medios, Jesús se pone como objetivo sacar más del 1.5% (260 votos aprox.) para llegar a las elecciones Generales de octubre. Sabe que no será el próximo intendente de la ciudad, pero aspira a que la voz de su equipo se haga escuchar. “Queremos que nuestras propuestas se tengan en cuenta gane quien gane” concluye. La boleta de Chamorro, es sin dudas, la de la superación.