Los “Corsos de mi ciudad”, tal como los bautizó la municipalidad, finalizaron anoche con la premiación oficial. Los inconvenientes climáticos tuvieron a mal traer a los organizadores, que en dos oportunidades tuvieron que modificar el cronograma oficial.Entre las novedades de la última edición, se agregó una noche más de corso, la del lunes. También cada jornada se inauguró con números artísticos y culminó con la actuación de bandas locales, exceptuando la primera en la que actuó Katunga.La comunidad de San Andrés de Giles, como es habitual, respondió desde la participación. Una buena cantidad de máscaras sueltas y rancheríos aportaron la diversión, las murgas y comparsas su particular ritmo y las carrozas todo el color. Comparándola con la última edición, en esta fueron más los protagonistas sobre las calles.El público asistió en multitud, aunque no fue con la cantidad de otros años. El contexto económico y, tal vez, la ausencia de shows especiales fueron algunos de los motivos. Igualmente, quienes se acercaron a la plazoleta de la Av. Scully se prestaron a la fiesta.Los destacadosEl jurado determinó anoche quienes fueron los mejores de los corsos. En máscara suelta infantil fue La Brujita quien se quedó con el primer premio, mientras que Doña Corita lo hizo entre los mayores.Agujas Veloces y Penelope, un auto 100% tejido, obtuvieron el primer premio en la categoría vehículo mejor adornado. En la clase rancherio fue Don Horacio quien festejó sobre el escenario del Centro de Cultura. Entre las carrozas, Los Dinosaurios fueron los ganadores.Los Elegante de Solís lograron el mejor premio en murgas y Duela 16 fue distinguida como mejor agrupación rítmica. Ay Mará Runa se quedó con el título en comparsas aventajando a Arum Bamba.A mejorarNo hay dudas que el corso de Giles sigue evolucionando, principalmente por la dedicación de sus participantes que año tras año mejoran notablemente sus estructuras. Por ejemplo, las comparsas mostraron trajes de primer nivel y un gran despliegue artístico.Sin embargo, las falencias se notaron en la organización. El corso se extendió hasta la madrugada el viernes y el sábado, provocando que los shows musicales locales tengan muy poco público.Otro de los problemas fue la falta de sincronización para el desfile. Los vecinos se quejaron en reiteradas oportunidades que entre los participantes se hacían baches de hasta 20 minutos, situación que provocaba cierto desconcierto.Por último, cada vez se nota más la desigualdad del corsodromo de la Avenida Lucas Scully. El sector del imponente escenario tiene pantalla, vallas, sillas y luces. Sobre el resto de las calles, apenas asoma la tenue luz del alumbrado público. Esto imposibilita apreciar a los participantes en detalle.Puntos altosComo antes mencionamos, la posibilidad de una noche más y el aporte de los participantes fueron de lo mejor en esta edición del carnaval. La fiesta tiene una gran adhesión en el público gilense.Además, hay que destacar que la apuesta fue 100% local exceptuando a Katunga -se podría haber traído un show más actual-. La oportunidad que tienen los artistas locales de mostrar su arte en grandes escenarios siempre es un paso adelante.También es importante destacar que el corso sigue siendo gratuito –desde 2011 cuando lo recuperó la Casa del Bicentenario– y que las instituciones locales son quienes explotan el servicio de cantina y espumas. Lo recaudado es muy importante para que éstas puedan mantener su estructura durante el resto del año.