El 27 de marzo, Verónica Quevedo logró clasificar al Mundial de Triatlón, luego de quedarse con el tercer puesto de su categoría en la carrera celebrada en San Juan. Esta competencia fue organizada por el World Triathlon Corporation para definir quiénes participarán del torneo más importante de la disciplina.

Pese a que la clasificación recién se confirmó la semana pasada, el camino empezó mucho antes. En diálogo con Infociudad, la deportista relata: “en mi cabeza estuvo siempre poder participar de esta competencia. Incluso cuando no sabía nadar, ya quería correr en un triatlón de estos. Siempre cuento que ponía en la videocasetera los Ironman y mientras los miraba, soñaba con estar algún día ahí“.

Con el objetivo puesto en cumplir su sueño, comenzó a entrenar intensamente, ya que en estos triatlones hay un alto nivel competitivo y el costo de inscripción es muy alto. Los atletas que forman parte de estas carreras se juegan todo el trabajo que realizaron durante años.

En la edición del 2022, los deportistas debieron hacer 1.900 metros de nado por el dique Ullum, 90 kilómetros de ciclismo y 21,1 de maratón. Quevedo superó estas pruebas casi sin entrenar, dado que una inflamación en el tejido de la planta del pie la obligó a estar diez días sin moverse.

“La exigencia del entrenamiento es muy alta. Yo entreno de tres a cuatro horas, algunos días llego a entrenar hasta cinco horas, y eso en el cuerpo se siente, sumado al estrés previo a una carrera. Un día fui a correr y volví caminando. En los diez días anteriores al Ironman corrí solo un kilómetro para probar el pie” – declara la atleta – “Fui a San Juan con toda la ilusión de bajarme de la bici y poder correr. No sabía si iba a poder hacerlo porque ni siquiera había probado, así que fui con cero expectativas. Por suerte salió y pude correr. No hice el tiempo que normalmente hago, pero tampoco me fue mal“.

El tiempo que se mide es neto. Es decir, empieza a computarse una vez que el deportista entra al agua. En este sentido, Quevedo declara: “Cuando crucé la línea de llegada me di cuenta que estaba bastante adelante, pero no sabía si las que habían llegado antes estaban mejor que yo. Mi hija estaba con una aplicación en la que podés seguir a los atletas, entonces cuando llegué, me gritó ‘¡Estás segunda!’. A partir de ahí empecé a sentir unos nervios tremendos, hasta que pasaron unos cuantos minutos y se confirmó que había salido tercera“.

Los metros finales no solo estuvieron cargados de nervios, sino también de una gran emoción: “amo a mi ciudad, entonces se me cayó un lagrimón cuando iba llegando y dijeron ‘Verónica Quevedo, la atleta de San Andrés de Giles’. Fue muy lindo porque yo lo vivo con una pasión tremenda“.

Este resultado le otorgó una plaza para competir en el Mundial de Triatlón. Sin embargo, también le planteó un nuevo desafío. Es que para poder formar parte del torneo, debe poder cubrir la inscripción, el pasaje a Estados Unidos – que incluye el transporte de la bicicleta – y la estadía. Con respecto a este punto, expresa: “la verdad es que me encantaría ir. Me quedan unos meses para ver si puedo ir, sería la frutilla del postre porque es algo que soñé siempre”.

Y concluye: “Yo soy tenaz: hasta el último momento voy a insistir y voy a tratar de ir. Si no se da, no importa, voy a seguir entrenando porque a mí me encanta entrenar“.