Por Agustín Bagnasco
El año es 1957, un viejo bar de mala muerte acoge entre penumbras y olor a tabaco a un grupo de trabajadores que asqueados de la rutina y la pobreza, deciden invertir el último peso del día en un tinto que entibie el cuerpo y ahogue las penas. Allá lejos, en un rincón, fue donde uno de los borrachos le confesó Rodolfo Walsh “Hay un fusilado que vive” A partir de esta frase, el periodista platense inicio una investigación que daría como fruto una de las joyas de la literatura nacional “Operación Masacre” libro en el cual se relata como en la madrugada del 9 de junio de 1956, en un descampado en José León Suarez, efectivos militares que respondían a la llamada “Revolucion Libertadora” fusilaron a un grupo de militantes peronistas dejando un saldo de 5 muertes.Luego de este exitoso libro, Walsh continuaría molestando a los sectores dirigentes con obras como “¿Quién mató a Rosendo?” y “Caso Satanowsky” hasta que el 24 de marzo de 1977 es asesinado por un grupo de tareas de la Escuela Mecánica de la Armada.El escritor era consciente del peligro que corría, no le faltaba inteligencia ni le sobraba estupidez como para no darse cuenta de que cada palabra, cada trazo de tinta que imprimía en el papel lo acercaba un poco más a la muerte. Pero aun sabiendo esto, eligió poner su nombre, dar la cara aunque costara la vida.La historia de Walsh lleva inexorablemente al siguiente planteo: si el joven periodista pudo publicar libros tan comprometidos firmando con su nombre durante gobiernos militares, en los que opinar significaba desaparecer ¿Por qué hoy en día algunos “periodistas” elijen el anonimato, teniendo en cuenta que afortunadamente la democracia nos ha permitido opinar con total libertad?En los últimos años, con el avance de la tecnología en materia de comunicacion, han surgido numerosos sitios de noticias online. Esto significó una ampliación laboral en el sector periodístico, llevando a la masificación inmediata de la información. Webs como Big Bang News, Diario Registrado, Primicias Ya, Minuto Uno, han sido pioneras en nuestro país en el campo de las noticias online.El llamado “Periodismo del siglo XXI” ha venido acompañado de una intensa participación de las redes sociales, siendo Twitter la más elegida a la hora de la divulgación de noticias. Este avance encierra también un costado negativo, como bien aclara Mario Pergolini, locutor de radio y experto en tecnologías de la comunicación: “Hoy en dia el periodismo en base a Twitter está muy de moda. Se pueden ver casos en los que un periodista divulga una noticia en base a algo que leyó en la red, sin corroborar llamando a los participantes reales del hecho”Junto a los sitios de noticias online formales, la red ha permitido la aparición de cuentas y webs que han apelado al anonimato. Es el caso de La Politica Online, dedicada a los principales sucesos del ámbito político argentino, ha elegido el anonimato al momento de informar.En el plano local, podemos encontrar en facebook ejemplos como Noticias San Andres de Giles. Sin firmar ninguna noticia, no solo ha informado, sino también ha disparado contra algunos personajes políticos y ha protegido a otros.Este modo de informar, permite una gran cuota de impunidad que puede llegar a ser muy dañina. Sin ir más lejos, otra página de noticias locales publicó el pasado 10 de febrero una foto donde se detallaba paso a paso como seria la forma ideal para llevar a cabo un robo en nuestra ciudad, lo que ocasiono que el comisario Calomino, lleno de furia, disparara contra este sitio.El anonimato ha sido útil en contextos en los que hablar era realmente peligroso, en los que una palabra podía significar la tortura e incluso la muerte. ¿Tiene sentido apelar a esta técnica hoy en dia, etapa en la que cualquier persona puede opinar libremente sin temor a ser desaparecido? ¿O acaso el anonimato se elige porque permite hablar con total impunidad sobre cualquier tema ante miles de personas? ¿No estará relacionado con la defensa de ciertos intereses? Éstas y muchas más preguntas son las que aparecen ante el fenómeno de las noticias por internet. La única certeza que surge, infalible e impoluta es que por la memoria de Walsh, de Cabezas, de Galeano, estos experimentos no merecen el nombre de “Periodismo” Serán espacios de opinión, lugares de encuentro, espacio de solicitadas, pero periodismo, Periodismo no es.