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Ciudad

Educación secundaria: el fin es la inclusión

Carlos González (73), estudiante del plan FinEs.
Desde 2011, el plan FinEs viene a dar respuesta a muchos gilenses que buscan culminar sus estudios secundarios. Infociudad dialogó con los protagonistas de esta propuesta inclusiva que hace realidad el derecho personal y social a la educación.“No sé quién planificó esto, pero quien lo hizo realmente tuvo una idea brillante. Sin lugar a dudas le va a cambiar la vida a mucha gente”. Carlos González (73), de Azcuénaga, se refiere con estas palabras a FinEs, programa que actualmente le permite concluir sus estudios secundarios después de 60 años. José Grosso, coordinador gilense del plan, confiesa que escucharlo a Carlos emociona. “Caemos en el ejemplo de él, pero en realidad cada uno de los alumnos tiene algo para decir. El otro día uno de los estudiantes que es colectivero me contaba que charlaba con un pasajero. Le decía que después del trabajo tenía que ir a estudiar. El pasajero le contestó que él era profesor, que no desista nunca, que siga adelante porque aprender es lo más importante. Él venía manejando su colectivo y ya estaba pensando en prepararse para ir a la escuela. Esa es la vida de todos los estudiantes de FinEs”. El plan que siguen más de 300 gilenses consta de 30 materias divididas en 6 cuatrimestres. La cursada implica asistir a clases dos veces por semana, un promedio de 5 horas por día. También existen adaptaciones del programa para quienes cumplieron ciertos años de estudio y no finalizaron el ciclo. El objetivo es claro: dar respuesta a muchas personas que, por distintos motivos, no pudieron culminar la educación secundaria. “Acá demostramos que la frase ‘nunca es tarde’ se hace realidad. La mayoría de los estudiantes superan los 30 años y muchos son de otro momento de la educación, cuando ésta era optativa. Optativa y no obligatoria a veces puede ser sinónimo de desigualdad. Si cuando son grandes tienen la capacidad de decidir y vuelven a estudiar, es porque tal vez si alguien los alentaba cuando eran chicos, hubiesen seguido sus estudios”, reflexiona José. El programa es de índole nacional y entró en vigencia durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Recientemente se corroboró, a través de una resolución, la continuación del plan con algunas modificaciones. Entre esos cambios cabe destacar la implementación de un sitio web que centralizará la información y, a su vez, la supresión de clases en instituciones universitarias. En nuestra ciudad, la iniciativa empezó a funcionar en 2011. En ese entonces, contaba con 5 comisiones en las localidades rurales de Villa Ruiz, Villa Espil, Cucullú, Azcuénaga y Solís. Un año después, también comenzó a implementarse en la planta urbana. Al hablar acerca de la realidad de los profesores de FinEs, José comenta que “son docentes que perduran en el tiempo, con ideologías distintas, pero con un espíritu común: buscar la igualdad de oportunidades. Ellos entienden que una forma de defender el programa es siendo exigentes con los alumnos. No es un mero trámite, nadie va a buscar nada fácil ahí. Se nota que el que va a estudiar se preocupa”. Martín Valli es abogado y docente de FinEs. Desde este año, da clases de la materia Derechos Humanos y Políticas Públicas en Solís, Villa Espil, Villa Ruiz y Azcuénaga. Tal como señala, “la finalidad del plan es la inclusión y es genial que también se pueda dictar en las localidades. A los estudiantes los mueve la responsabilidad, el interés y la intención marcada de terminar el secundario. Aunque el objetivo es el mismo, sus motivaciones van desde hacerlo por cuestiones laborales hasta sólo por realización personal. Como docente eso gratifica”. José agrega que esta es una experiencia que trasciende lo laboral. “Los profesores de FinEs cobran menos que cualquier otro docente de secundario. Estar frente a este tipo de aulas da puras satisfacciones y esa es la mayor retribución que recibimos cada uno de nosotros”. Por otra parte, las gratificaciones para los estudiantes también abundan. Van desde lo social, ya que el programa estimula la integración y contribuye a cultivar amistades, hasta los claros logros educativos y de progreso personal. “Tenemos egresados estudiando en universidades y en los profesorados locales. Muchos cambiaron su realidad laboral. Pasaron de vivir gracias a una asignación familiar a tener un trabajo formal que les permite proyectar otra realidad posible”, cuenta José. Para finalizar, y siguiendo el tren de las retribuciones que superan con creces lo académico, Carlos nos regala estas palabras: “realmente me sorprendí yo mismo porque me costó al principio, pero cuando agarré el ritmo del aprendizaje me fue muy bien. Estoy muy contento y espero que este testimonio pueda servirle a alguien. Si yo, que con 73 años soy el más viejo de la escuela, puedo estudiar, estoy seguro de que todo el que quiere, puede lograrlo”.FinEs en números 19 comisiones gilenses 7 comisiones en las localidades 12 comisiones en el casco urbano 350 alumnos 270 egresados

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