


Un estudio actualizado del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) arrojó resultados alarmantes sobre los niveles de arsénico en el agua de San Andrés de Giles, contradiciendo las afirmaciones previas del Municipio que aseguraba que el agua estaba en niveles normales de arsénico. El reciente relevamiento identifica zonas donde el agua no es apta para el consumo humano. El agua de Azcuénaga y Villa Ruiz, en la mira.
El ITBA relanzó recientemente su Mapa de Arsénico, una herramienta que monitorea en tiempo real la presencia de este elemento tóxico en el agua de diversas regiones del país, con más de 350 muestras recolectadas. El mapa, que ofrece una visión detallada de la distribución de arsénico, señala con rojo las áreas donde el agua supera los 50 partes por billón (ppb), nivel a partir del cual se recomienda no consumirla.
Dentro de la planta urbana de San Andrés de Giles, los resultados también preocupan. Una muestra tomada en el centro, cerca de Lavalle y Alsina, arrojó un valor de 46,8 ppb, ubicándose al borde del nivel rojo (que comienza en 50 ppb). Otra muestra, ubicada en 9 de Julio y Urquiza, dio un resultado de 16 ppb, que si bien es menor, sigue estando en la zona amarilla de “precaución”, según la escala del ITBA.
Esta información choca con la postura oficial del Municipio de San Andrés de Giles. A finales de abril, la Municipalidad presentó los resultados de un análisis en el agua de distintas escuelas rurales y de la planta urbana, y llevaron calma a la comunidad afirmando que el agua era totalmente potable. Sin embargo, el estudio fue realizado en un laboratorio privado local, no con un estudio especializado en arsénico. Cabe destacar que el equipo del ITBA, encabezado por el Dr. Jorge Daniel Stripeikis, se especializa en el análisis de arsénico en el agua e investiga el tema desde hace años.
El arsénico inorgánico es altamente tóxico. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la exposición prolongada a través del agua de consumo puede causar diversos tipos de cáncer, lesiones cutáneas, afecciones cardiovasculares y diabetes. Esta intoxicación crónica deriva en el Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (HACRE).
El Dr. Stripeikis destacó el compromiso de la institución en “aportar datos valiosos que ayuden a la toma de decisiones proactivas en una de las principales problemáticas de la comunidad, que es el acceso a una fuente de agua segura”. La actualización del mapa busca brindar herramientas a la población para identificar y, en consecuencia, evitar las fuentes de agua contaminadas.