Matías Campissi, vecino de San Andrés de Giles, radicado en España dede hace algunos años, acaba de cumplir un sueño: llevar la bandera argentina a la cumbre del Mont Blanc (4.808 m), el pico más alto de Europa Occidental, famoso por su imponente “manto blanco” de nieve eterna y su clima impredecible. Desde sus inicios en un pueblo sin montañas hasta conquistar cumbres como el Aconcagua y ahora este gigante alpino, Matías ha convertido su pasión en una vida de desafíos extremos, preparación meticulosa y conexión profunda con la naturaleza. En esta entrevista, nos relata cómo fue escalar esta legendaria montaña, los riesgos superados y la emoción de ver la bandera argentina flamear en la cuna del montañismo mundial.
Infociudad: ¿cuándo comenzaste a escalar montañas? ¿Qué es lo que te motiva?
Matías Campissi: Comencé a hacer montañismo por el año 2001, cuando tenía unos 18 años, en ese tiempo en San Andrés de Giles no habia nadie que hiciera montañismo, y obviamente era raro para la gente del pueblo en el que estamos a 0 metros sobre el nivel del mar, cuando comentaba que hacia ésta actividad, siempre como chiste me decían si entrenaba en las montañas del Polígono.
Lo que me motiva es el desafío personal, tanto en lo físico, como en lo mental y la conexión con la naturaleza que me da ésta actividad. Hay imágenes que aunque las pueda retratar con una cámara, quedan guardadas en las retinas y eso es algo invalorable.
Hoy en día me siento muy orgulloso como gilense de haber logrado el sueño de alcanzar la cumbre del Aconcagua con sus 6965 msnr, la montaña más alta de América y el Mont Blanc con sus 4806 msnr siendo la montaña mas alta de los Alpes y Europa Occidental .
IC: ¿Cómo fue el desafío de escalar el Mont Blanc?
MC: El desafío de escalar el Mont Blanc, con sus 4.808 metros sobre el nivel del mar, fue una experiencia increíble y exigente. Me preparé durante unos seis meses, trabajando tanto lo físico como lo mental, y dedicando mucho tiempo a organizar bien la logística para que esta expedición diera sus frutos.
La satisfacción de llegar a la cumbre y disfrutar de esas vistas inmensas hizo que todo el esfuerzo valiera la pena. Subimos el Mont Blanc con mi compañero de cordada, Santiago Olmos, de la ciudad de Luján. Juntos formamos una cordada sólida y segura para afrontar la Ruta de los Cuatro Miles, una alternativa más técnica que la ruta normal, que es más corta y menos exigente.
El Mont Blanc ofrece varias vías de ascenso, y nosotros elegimos esta ruta porque implica un verdadero desafío de montañismo de altura. Para alcanzar la cima principal, primero hay que coronar el Mont Blanc du Tacul (4.248 msnm), luego atravesar el Mont Maudit, ambas montañas imponentes que exigen pasar por pendientes de entre 45° y 75° de inclinación, en terreno glaciar con pasos técnicos.
Durante toda la travesía hacia la Cumbre estuvimos encordados, atentos a las grietas del glaciar y a los pasos expuestos. Fue una experiencia intensa, en la que la confianza con el compañero y la técnica adquirida fueron claves para avanzar con seguridad.
IC: ¿Cómo fue tu preparación física y técnica antes del ascenso? ¿Seguiste un entrenamiento específico?
MC: Mi preparación física y técnica fue rigurosa para el Mont Blanc. Vengo planificando esta expedición como te decía anteriormente desde hace unos 6 meses de antelación. Me enfoqué en entrenamientos específicos de resistencia, fuerza en tren inferior y la capacidad de portear peso en desniveles pronunciados. A nivel técnico, reforcé mis habilidades siempre practicando en las actividades que realicé en el invierno acá en los Pirineos donde radico actualmente, lo que es maniobras de autodetención con piolet, encordamiento en glaciar y progresión en terreno mixto. Practicar y estar en éste terreno de montaña durante todo el año me dio la confianza y la seguridad necesarias para afrontar la Ruta de los Cuatro Miles del Mont Blanc.
IC: ¿Hubo algún momento complejo durante la escalada? ¿Cómo manejaste el tema de la altura y las condiciones climáticas?
MC: Sí, hubo momentos bastante exigentes durante la ascensión, sobre todo mientras caminábamos por el glaciar. Tuvimos que cruzar zonas con grietas visibles y otras cubiertas por puentes de nieve frágiles, lo que exigía máxima concentración y una buena técnica de progresión encordados. Hubo también pasos expuestos, especialmente en la subida al Mont Maudit, donde la pendiente era pronunciada y la nieve estaba muy dura por la madrugada.
La clave es mantener la calma, confiar en la técnica individual y en el compañero de cordada. Íbamos bien equipados, con el material adecuado, y habíamos practicado este tipo de terreno previamente. La altura se notó un poco ya que por cuestiones de logística y viajes ya sabíamos que no íbamos a hacer una aclimatación previa en altura, sabiamos que ibamos de 0 metros a 4800mts en 2 dias, pero pudimos gestionar muy bien el esfuerzo. En esos momentos, estar enfocado, moverse con seguridad y no subestimar la montaña es fundamental.”
IC: ¿Cómo fue llegar a la cima? ¿Qué emociones sentiste? ¿Qué aprendizajes te dejó?
MC: Hacer cumbre fue una mezcla de emoción, alivio y gratitud. Después de tanto esfuerzo físico y mental, estar ahí arriba, en la cima del Mont Blanc, y hacer flamear la Bandera Argentina en la cumbre mas alta de Europa occidental me llenó de orgullo y de una paz profunda. Estar ahí es el sueño de la mayoría de los montañistas, porque ahí, en el Mont Blanc en el año 1786 es donde nació el montañismo como actividad recreativa y deportiva, es donde todo comenzó. Mirar a mi alrededor y ver todo ese paisaje majestuoso, tan inmenso y silencioso, fue un momento que difícilmente puedo poner en palabras. Me sentí pequeño frente a la montaña, pero al mismo tiempo muy fuerte por haber llegado hasta ahí. Fue un instante de conexión total con la naturaleza, conmigo mismo y con Santiago mi amigo y compañero de cordada.
IC: ¿Cuánto tiempo tardaste en total ?
MC: La expedición duró aproximadamente mas de 48 horas. El primer día, accedimos al refugio de Les Cosmiques utilizando el teleférico que parte desde Chamonix hasta la Aiguille du Midi. Desde allí, descendimos por un filo bastante expuesto hasta el refugio. Dejamos parte del equipo y aprovechamos el resto del día para hacer una rápida aclimatación, moviéndonos por el glaciar.
Ese mismo día hicimos cumbre en el Mont Blanc du Tacul (4.248 m), lo que nos llevó unas 6 horas aproximadamente. Luego regresamos al refugio, cenamos y dejamos preparado todo el equipo para la jornada principal.
A las 2:00 h de la mañana del día siguiente, salimos rumbo a la cumbre del Mont Blanc. Tardamos entre 8 horas y media y 9 en alcanzar la cima.
La ruta nos llevó nuevamente por el Mont Blanc du Tacul, luego ascendimos al Mont Maudit, y desde allí encaramos la subida final al hombro del Mont Blanc, hasta alcanzar los 4.808 metros. La bajada fue larga y exigente: descendimos unos 4.000 metros de desnivel acumulado y recorrimos en total casi 40 km durante toda la expedición. Terminamos regresando al pueblo de Les Houches, completando así esta increíble travesía alpina.
IC: ¿Qué significa en tu vida ésta actividad?
MC: La montaña no es solo una actividad para mí, es una forma de vivir. Me conecta con lo esencial, me ordena la mente y me recuerda el valor del esfuerzo, la paciencia y la humildad. Cada salida y cada cumbre es una oportunidad para aprender algo nuevo, no solo sobre la montaña, sino también sobre mí mismo y los compañeros.
Como Profesor de Educación Física y entrenador también es una herramienta para transmitir valores que considero fundamentales: el trabajo en equipo, el respeto por la naturaleza y la capacidad de superarse. Estar en la montaña me hace sentir libre, presente y agradecido. Es mi lugar de equilibrio, y también de inspiración.