Mientras el termómetro marca temperaturas que hielan, en San Andrés de Giles dos mujeres luchan por algo tan simple como vital: que sus hijos no duerman con frío. Sus nombres son Sandra y Milagros, vecinas del Barrio El Esfuerzo, y detrás de cada una hay una historia de coraje, de esfuerzo silencioso, de resiliencia, y de esas batallas que se dan con el alma cuando todo falta… menos las ganas.
Ambas forman parte del Club de Emprendedoras SAG, un espacio que no solo impulsa emprendimientos, sino que acompaña procesos reales de transformación desde la raíz: desde el dolor, desde la falta, pero también desde la potencia dormida que cada mujer guarda dentro.
Sandra comenzó con lo que tenía a mano: materiales reciclables, cartón, engrudo, yerba usada, hojas, aserrín. Lo que para otros era basura, para ella fue esperanza. Desde ahí nacieron macetas biodegradables, ideas, sueños. Y junto a otras mujeres del club, fue dando forma no solo a un emprendimiento, sino a una nueva forma de mirar la vida.
Milagros llegó quebrada emocionalmente, con heridas que la realidad le dejó. Su fuerza está puesta en sus hijos, en darles lo que ella no tuvo. Sueña con una casa que no se inunde, donde el viento no sea una amenaza, y donde el frío no sea una costumbre.
Este sábado pasado se vivió la primera Minga, una jornada comunitaria de construcción, encuentro y amor. No hubo flashes, ni multitudes. Pero sí hubo manos comprometidas, abrazos sinceros, clavos puestos con fe, y una verdad que se hizo carne: cuando nos unimos, todo es posible.
La casita de Sandra empezó a levantarse, con lo poco que hay, pero con lo más valioso que existe: la unión de corazones dispuestos a compartir. Y este domingo 29 de junio, desde las 11 hs, las emprendedoras y vecinos que colaboran van por más.
Desde el Club de Emprendedoras SAG y Somos Voz se invitan a toda la comunidad gilense a sumarse de la manera que puedan:
Celeste Gigena, fundadora del Club de Emprendedoras, aclara que estas acciones no tienen que ver con la caridad, sino con otra cosa: “esta minga es comunidad, dignidad, es ponerle cuerpo a la empatía”.
Desde el equipo organizador también se hace un llamado directo a todos los espacios políticos de San Andrés de Giles. Explican que para la solidaridad no hay colores políticos. “Les pedimos que se pongan la camiseta de Sandra, de Mili, la de sus hijos. La camiseta humana. No venimos a confrontar, venimos a construir. No queremos que nos regalen nada, solo que nos acompañen”.
La urgencia es real. El frío no espera. Y el tiempo para actuar es ahora. Porque como bien dicen ella: “En épocas del sálvese quien pueda, el amor siempre es refugio. Abriguémonos de lazos que nos ayuden a aguantar el tirón…Que el frío social no nos congele el corazón.”