Con el verano en pleno apogeo y temperaturas que invitan a buscar alivio en el agua, en San Andrés de Giles se ha encendido un debate en redes sociales sobre la ausencia de una pileta pública accesible para todos los vecinos. En el pasado, el Parque Municipal fue un lugar emblemático para la comunidad, donde funcionaba una pileta que no solo refrescaba a grandes y chicos, sino que también era escenario de colonias de verano y actividades recreativas. Sin embargo, la realidad hoy es distinta.
En la segunda década del 2000, la pileta del Parque Municipal fue climatizada y destinada exclusivamente a actividades de natación, lo que limitó su uso para la recreación estival. Aunque esta medida respondió a una apuesta por la profesionalización del espacio, dejando atrás su función original, hoy la decisión está siendo cuestionada por vecinos que consideran urgente recuperar un lugar público para disfrutar del agua en verano.
El debate se refleja en los comentarios de las redes sociales, donde los ciudadanos expresan su descontento y nostalgia por aquel espacio inclusivo y comunitario. “Antes podíamos llevar a nuestros chicos a la pileta sin tener que pensar en grandes gastos. Era un lugar de encuentro para todos los vecinos”, señaló Lucía una usuaria de Facebook que participó del debate.
Frente a este panorama, la necesidad de un espacio recreativo que combine accesibilidad y esparcimiento surge como una demanda creciente. En este sentido, algunos vecinos plantearon alternativas como la construcción de una nueva pileta pública en otro predio o la adaptación del Parque Municipal para permitir su uso recreativo durante los meses de verano.
El debate también pone sobre la mesa cuestiones económicas y de inclusión social. Mientras algunos plantean que las altas temperaturas son un problema que afecta especialmente a quienes no tienen acceso a clubes privados o a la posibilidad de viajar, otros recuerdan que el mantenimiento de una pileta recreativa también representa un costo importante para el municipio.
El debate público evidencia una cuestión que trasciende el calor del verano y se adentra en cómo construir espacios que promuevan el bienestar y la inclusión de toda la comunidad.