Mauro Vivas, oriundo de San Andrés de Giles, es criminólogo y especialista en Seguridad Ciudadana. Actualmente se desempeña como docente e investigador en la Universidad de Lanús. Con vasta experiencia en barrios conflictivos, dialogó con Infociudad sobre una problemática que no es ajena a nuestra ciudad.¿Crees que se volvió a instalar la discusión de la pena de muerte?Puede ser que haya una vuelta de tuerca con ese discurso.Es preocupante porque se invierte quien tiene el monopolio de la fuerza: lo detentó históricamente el Estado, pero poco a poco se disemina en la sociedad y vemos que se legitima matar aunque no se mate. Hay una tercerización de la violencia, más gente armada es más violencia, nunca es menos. Alguien que se compra un arma para defenderse es porque tiene intenciones de usarla. Se enmascaran algunos discursos punitivos bajo la figura de la protección familiar, que en algunos casos puede ser cierta, pero en otros eso está muy gris y desdibujado.Creo que desde hace varios años se ha instalado que lo punitivo, la mano dura y las políticas de violencia resuelven la conflictividad y está demostrado absolutamente lo contrario. Por eso me parece peligroso, hay muchas opiniones confundidas y tergiversadas por los medios. La población canaliza su incertidumbre como puede. Casi siempre las expresiones terminan siendo de mano dura pero sólo para un sector social. No se piden ese tipo de medidas hacia aquel que despide 40 trabajadores y deja muchas familias en la calle o para el que se roba millones en el Estado. Se pide en realidad hacia los sectores más vulnerables, y es hacia donde están pensadas las políticas penales.IC: Muchas veces en las redes sociales aparecen comentarios sobre “limpiar” la ciudad. ¿Qué opinión tenes sobre esto?MV: Es más fuerte en sociedades pequeñas el miedo al delito, que el delito mismo y ese miedo genera construcción de estereotipos. Las políticas de limpieza social fueron y son políticas de correr del espacio público y de la sociedad, de arrinconar aquellos sectores sociales que preferimos no ver, no tanto en términos de delito, sino del miedo a éste.Giles no tiene una alta tasa de robos o victimización para que uno esté muy preocupado. Puede alarmarse porque suceden algunas cosas pero me parece que lo que prima es canalización de ciertas angustias y de violencia difusa, y si yo le puedo poner cuerpo, individuo, cara y sector social es mucho más canalizable.En nuestra ciudad hubo tomas de tierras por necesidades sociales, por vulneración de derechos que siempre están entrecruzadas con cuestiones políticas; porque también hay manifestación política en quien decide tomar una tierra, no es sencillo hacerlo y lo primero en lo que se pone foco es en el delito. Ahora tenemos que hacer algunos pasos para atrás y pensar qué es lo que pasa que sectores sociales toman tierras.En otros tiempos se pensaba que la cárcel rehabilitaba, hoy la cuestión es que la gente quiere que se pudran ahí y eso no es inocente, indica que prefieren que se mueran, que no estén. Habla de nuevos fascismos y racismos que son, en términos de cohesión social, muy peligrosos. No hay forma de resolver conflictividades sociales teniendo esos parámetros y viendo al otro como un enemigo. Veo que la grieta es más social que política. Dos personas que políticamente están en las antípodas es probable que se coman un asado, pero no sucede lo mismo si es con alguien que salió de la cárcel, es como “la marginalidad no es para mí, no me la muestres”.IC: En las últimas semanas se realizaron 8 detenciones por venta de estupefacientes. ¿Coincidís en que se trabaja más en encarcelarlos que en prevenir el consumo?MV: Si nos ponemos a analizar qué es una banda de narcotráfico se van a dar cuenta que eso en Giles no existe, porque el narcotráfico es otra cosa: hay bandas armadas, reclutamiento, muerte, guita, eso no quiere decir que este bien que vendan droga, pero no es eso.Los problemas de consumo no lo cambias por voltear a los transas, aparecerá otro, irán a comprar a otro lugar y si no hay cocaína habrá pastillas con alcohol, porque el problema pasa por otro lado, y la política no puede correrse de eso. Desde el 2012 está I.A.C.O.P (Plan Integral para el Abordaje de los Consumos Problemáticos) y hoy lo están desarmando todo. Las casas educativas terapéuticas y los centros de prevención local de adicciones también los desarticularon. Es obvio que la mirada vuelve a estar puesta en lo punitivo y deja de lado la cuestión social: ¿Qué pasa con los pibes que tienen problemas de consumo? El estado se corre de eso y los municipios pueden hacer muy poco, necesitan articular políticas provinciales y nacionales y cuando estas políticas se desmantelan, ¿qué saco de la caja de herramientas? Saco a la policía que siempre da algún redito.IC: ¿Por qué crees que se instaló el debate sobre la justicia por mano propia?MV: En estos últimos años el Estado no dio respuestas fehacientes y concretas ante el problema de la violencia y el delito, esto habilita a la sociedad a que genere prácticas. Además, si el linchamiento no es condenado mediáticamente sino que es reproducido, la sociedad ve como válida la justicia por mano propia. Sin embargo, este concepto no se puede sostener desde un argumento judicial, porque no existe. Técnicamente es un homicidio. Por el contrario, la defensa propia está mucho más esquematizada. En el Código Penal se explica qué características y pasos responden a la legítima defensa.Hubo un caso en Rosario donde mataron a patadas a un pibe por robar un celular. Frente a estos casos, generalmente no se cuestiona qué pasa para que un pibe de poca edad robe un celular, qué pasa en términos de derechos o qué hace el Estado en relación a esos jóvenes. Si un chico de 14 años comete un delito, ¿qué nos lleva como sociedades a desearle la muerte o directamente a ejecutarlo? El miedo al delito está tan por encima de los derechos, que primero se pide la cuestión asegurativa, es decir, que no esté más. No se lo piensa como un sujeto, sino como una cosa.IC:En los últimos delitos que se cometieron en Giles, la mayoría de los protagonistas eran reincidentes. ¿Por qué crees que vuelven a delinquir?MV: Desde el 98´ hasta la actualidad las cárceles atraviesan inflación penitenciaria y encarcelamiento masivo, tanto en provincia como en la federal. La capacidad está excedida en más de 10 mil personas en las cárceles bonaerenses. Existe un sistema de violencia y reproducción de la misma, la pobreza, la exclusión y la marginalidad.Te tenes que transformar en un ser violento para sobrevivir en una cárcel. No existe la posibilidad de que salgan recapacitados a la sociedad. El ideal rehabilitador de la cárcel se perdió hace treinta años, son depósitos de personas pobres que cometen delitos, en su mayoría jóvenes entre 18 y 30 años contra la propiedad privada, que por primera vez entraron al sistema penitenciario.Las oportunidades de esas personas terminan en cárceles que son pantanos punitivos, contenedores de ciudadanos que en algún momento se les vence su pena. Al regresar a la sociedad no les va a dar laburo nadie si se sabe que cometió un delito. Hasta el que trabaja en un kiosco puede pedir tu certificado de antecedentes y decir lo que vos hiciste en tu vida.Entonces el delito se canaliza en la misma sociedad que pide cárcel y mano dura. Nadie está 40 años preso, los pibes que roban están solo 4 o 5 años y vuelven a la calle. Si no tienen una contención familiar, y si el estado se corre a partir del “ya salió, que se arregle” volverá contra todos. Se genera un circulo de sectores marginales que siempre van a estar vinculados al sistema penal, porque en la cárcel no reflexiona nadie.