La incorporación de la práctica de yoga en las escuelas es el medio más afín para que los chicos dispongan de tiempo y espacio con el objetivo de trabajar y equilibrar cuerpo, mente y espíritu. De esta manera, Emilia Bagnasco y Florencia Peluffo presentan su proyecto que pretende sumar la propuesta del yoga dentro de las actividades de los establecimientos educativos locales. La iniciativa ya está dando sus pasos iniciales: este año, comenzaron las clases de yoga para alumnos del nivel primario del Colegio Sagrada Familia y el Colegio Los Robles.“En diciembre de 2014, junto a Florencia surgió la idea de proponer un taller de verano dedicado a yoga para niños. En esa primera experiencia fue súper positivo ver lo que se generó en los chicos. Por sobre todas las cosas, tratamos de analizar de qué manera trabajar para que cada niño reciba lo mejor de la experiencia yoga; pensamos qué técnicas usar o a través de qué juegos llegar a cada uno de ellos de manera personal. Después de ver los buenos resultados de este trabajo, decidimos dar un taller anual para chicos”, cuenta Emilia, quien desde 2010 se dedica a perfeccionarse y dar clases de yoga tanto para adultos como para niños. “En 2015 presentamos el proyecto en el municipio porque consideramos que debemos llegar a todos los chicos que podamos. Si desde el Estado se abrieran más espacios para esta práctica sería increíble. La formación y la toma de contacto con herramientas como la respiración, la relajación y la concentración contribuyen a vivir de forma más armónica. A los chicos les permite elegir hábitos que los conduzcan a experiencias positivas y transformar tanto el ámbito educativo como la cotidianeidad en un espacio agradable. Proponemos un trabajo de autoconocimiento del todo de la persona. Estamos compartiéndolo y viviéndolo todos los días con los chicos. Es una experiencia hermosa y creemos que ellos también lo disfrutan”, destaca Florencia, que desde hace 6 años vive en nuestra ciudad y desde entonces se aboca al yoga.Dentro de las actividades que desarrollan en ambos colegios –en Los Robles se trata de clases optativas semanales para chicos de 4º, 5º, y 6º año y en el Colegio Sagrada Familia implica clases quincenales que se contemplan dentro de la currícula para alumnos de 1º, 2º y 3º año-, se incorporan diferentes técnicas y dinámicas para favorecer la clase según las edades de cada grupo. Puntualmente, se llevan a cabo actividades como juegos, relatos, pinturas, música y baile. A su vez, se incluyen propuestas para trabajar los códigos de conducta social e individual, los centros energéticos, la postura para regular la energía a través de la respiración y el movimiento, bajar la ansiedad y estar más sereno. “Trabajamos con lo sutil, lo diferente, y a veces no es tan fácil. Sin embargo, las respuestas de los chicos son maravillosas. Nos pasó de plantear un juego en donde no había competencia, no había puntaje, ganadores, ni perdedores y los chicos se asombraron porque es distinto a lo que están acostumbrados. También tratamos de que ellos comprendan desde el diálogo, no desde el autoritarismo o el mandato. Queremos que participen, que elijan participar de los encuentros, que lo disfruten y estén contentos de estar ahí”, remarca Emilia.Florencia comenta que los desafíos del proyecto implican que la dupla de trabajo esté todo el tiempo en contacto, pensando y rehaciendo lo planificado en función a lo que día a día experimentan. A su vez, destaca que el interés inicial de los directivos y el diálogo con los referentes de las instituciones educativas son sumamente importantes ya que esto se trata de una labor en conjunto. Emilia, por su parte, finaliza el diálogo con estas palabras: “el fin general es dar respuesta a las necesidades de los chicos, tanto a nivel educativo como personal, y con esto favorecer tanto el ambiente como el desarrollo individual de los niños”.