Cuando el ciclo lectivo 2020 estaba empezando, una bomba impactó sobre las planificaciones anuales y con sus esquirlas tiró abajo todo proyecto educativo. La cuarentena obligó a repensar las formas de dar clase, haciendo que la tecnología se vuelva protagonista. Pero, ¿Cómo afecta este nuevo panorama a las escuelas rurales?“Si bien hay chicos que pueden seguir las actividades que vamos dictando por Zoom, hay otros a los que se les complica bastante”, quien habla es Jacqueline Garrahan, docente de la escuela Almafuerte N° 20. La institución se encuentra entre Azcuénaga y Solís, a más de 20 km por camino de tierra. “El problema del acceso a la tecnología ya en sí es complicado: hay familias que por ahí tienen un solo celular para todos, y se lo tienen que ir repartiendo. El problema es que como en general lo usan los padres para trabajar, los chicos lo tienen disponible muy poco tiempo. Y a eso hay que sumarle los problemas de conectividad: hay muy poca señal en el campo, por lo que las clases por Zoom nunca pueden hacerse con todos los alumnos”.Las escuelas de campo, son más que lugares a los que se asiste a aprender. “Constituyen lugares de encuentro, de roce social. Por eso los chicos extrañan mucho ir a la escuela. Va más allá de si les gusta o no estudiar, se trata del lugar donde pueden encontrarse con otros. Hay chicos que, por ejemplo, son hijos únicos. Entonces por ahí ocurre que al no tener internet, están todo el día sin poder contactarse con sus amigos o con otros chicos de su edad”, declaró la maestra.Mientras la cuarentena se estira, también se estira la brecha educacional entre los alumnos de la planta urbana y los de las escuelas rurales. Por ahora, el reinicio de las clases presenciales es visto como un horizonte todavía difícil de alcanzar.