


Noviembre de 2025 se presenta como una oportunidad para un descanso extendido en la Argentina, con un fin de semana extralargo de cuatro días. Este período de reposo, que abarca desde el viernes 21 hasta el lunes 24 de noviembre, se origina en la conmemoración del Día de la Soberanía Nacional, cuya fecha se traslada estratégicamente para maximizar el tiempo libre y fomentar el turismo interno. La expectativa de un receso prolongado genera interés entre quienes buscan planificar escapadas o simplemente disfrutar de un merecido relax en el hogar.
La fecha clave que da origen a este fin de semana largo es el 20 de noviembre, día en que originalmente se celebra el Día de la Soberanía Nacional. Este feriado tiene el carácter de “trasladable” y, al coincidir el 20 de noviembre de 2025 con un jueves, la normativa vigente indica que debe correrse al lunes siguiente. Por lo tanto, el lunes 24 de noviembre será el feriado nacional obligatorio, garantizando un descanso para todos los trabajadores y estudiantes del país.
Adicionalmente, el viernes 21 de noviembre fue designado como un día no laborable con fines turísticos. A diferencia del feriado nacional, la asistencia al puesto de trabajo durante esta jornada queda a discreción de cada empleador. El Gobierno tiene la potestad de establecer hasta tres de estos días no laborables con fines turísticos a lo largo del año. El de noviembre será el último de 2025, ya que previamente se utilizaron oportunidades similares en los meses de mayo y agosto. Esto significa que mientras el lunes es un descanso garantizado por ley, la situación laboral del viernes dependerá directamente de la decisión de cada compañía o institución.
El feriado del 20 de noviembre rememora un evento crucial en la historia argentina: la heroica Batalla de la Vuelta de Obligado. Ocurrida el 20 de noviembre de 1845, esta jornada conmemora el tenaz enfrentamiento de las fuerzas de la Confederación Argentina contra una invasión de una poderosa escuadra anglo-francesa. Bajo el gobierno de Juan Manuel de Rosas, el ejército argentino, comandado por el general Lucio Mansilla y con el apoyo estratégico del general José de San Martín desde el exterior, llevó a cabo una resistencia ejemplar.
A pesar de una notoria inferioridad numérica de las tropas nacionales y las condiciones extremadamente adversas, la valiente defensa de las costas del río Paraná se extendió por intensas siete horas. La estrategia decisiva para el éxito de la resistencia radicó en la elección y fortificación de un estrecho punto geográfico clave, conocido como la Vuelta de Obligado. Esta acción bélica fue fundamental para evitar que las potencias extranjeras lograran tomar el control de la vital vía fluvial, consolidando así un hito trascendental en la defensa de la autonomía y el territorio nacional frente a injerencias externas.