


San Andrés de Giles vivió una tarde distinta con los festejos de Halloween, una tradición que año a año gana más fuerza entre los más chicos. Cientos de niños y niñas salieron disfrazados a recorrer la plaza San Martín y las calles céntricas, en busca de caramelos y diversión.
Brujas, vampiros, zombis y personajes de películas de terror se mezclaron entre risas y espuma, en una jornada que tuvo un espíritu más cercano al carnaval que al miedo.
Familias enteras se sumaron al festejo, acompañando a los pequeños en su recorrido por los comercios del centro, que decoraron sus vidrieras para la ocasión.Librerías, kioscos y distintos locales colaboraron repartiendo golosinas a los chicos que pasaban pidiendo el clásico “¿dulce o truco?”.
Aunque Halloween no tiene raíces locales, en Giles se consolidó como una fecha esperada para disfrutar en familia. Este año, la celebración volvió a demostrar que la creatividad, los disfraces y las ganas de jugar no tienen edad.