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De las llanuras de Giles a correr por la montaña: la historia de Lucía Vanini

La joven de nuestra ciudad se destacó en la exigente carrera Ultra Fitz Roy. Salió 1° de su categoría. Conocé su historia de amor con la montaña en esta entrevista.

Desde las llanuras de San Andrés de Giles hasta el cerro Fitz Roy, Lucía Vanini va corriendo detrás de sus pasiones. Hace un tiempo, como si fuera un flechazo, se enamoró de la montaña y se propuso ir a buscarla. El fin de semana salió 1° de su categoría en la Ultra Fitz Roy, una exigente carrera en tierra de montañas y glaciares.

Luego de su destacada participación, Lucía nos cuenta su historia: una valiente decisión que la llevó a trabajar en El Chalten, la capital nacional del Trekking, su conexión con la montaña, y cómo el trail running le dio un nuevo sentido a su vida.

Infociudad: ¿Cómo inicia tu pasión por las carreras de montaña?

Lucía Vanini: Mi pasión por las carreras de montaña empezó mucho antes de correr mi primera. Desde chica amo las montañas, siempre me generaron curiosidad y admiración. En la escuela tenía profes que corrían este tipo de carreras —como Marcelo Casas, que nos contaba que hacía El Cruce de los Andes, o José Luis Folmer que corría también— y yo los escuchaba fascinada, pensando “qué increíble debe ser correr en la montaña”. Pero en Giles nunca se encendió del todo esa chispita, porque no tenía cerca ese entorno.

En 2024 me vine a trabajar por siete meses a El Chaltén, la capital nacional del trekking, y fue como si todo se acomodara. Es un lugar mágico, rodeado de naturaleza y con una energía muy especial: se respira deporte por todos lados —trail running, MTB, escalada, kayak, parapente, esquí— y el Fitz Roy te hace sentir tan pequeña que te dan ganas de enfrentarlo de alguna manera.

Empecé saliendo a trotar, sin objetivos, solo para despejarme después del trabajo. Pero era increíble: en 40 minutos podía estar en una laguna o frente a un glaciar. Eso me fue apasionando cada vez más.

En enero me enteré de una carrera que se hacía por la Fiesta Nacional del Trekking, y ahí contacté a Jere Folmer, mi entrenador, para prepararla. Fue el momento en que todo empezó a volverse más serio. Una semana después abrieron las inscripciones para la Ultra Fitz Roy, y sin dudarlo me anoté en los 21 km. Me lo propuse como gran objetivo tenía siete meses para entrenar y lograrla terminar.

IC: ¿Cómo se ordena tu vida alrededor de esta disciplina?

LC: Durante mis vacaciones, los cuatro meses que estuve en Giles, me dediqué completamente a correr. Entrenaba casi todos los días y llegué a correr una carrera por mes. Fue un proceso duro, porque el running tiene mucho de mental, y pasar de la montaña a lo llano fue un gran cambio: no hay tantos estímulos, solo vos y tus pasos.

Por suerte soy parte de Mauka Running Team, un grupo lleno de personas hermosas que se convirtió en mi red de apoyo ademas de mi familia. Gracias a ellos los entrenamientos se volvieron algo mucho más divertido y llevadero.

A mediados de septiembre me mudé nuevamente a El Chaltén, incluso antes de comenzar a trabajar, solo para prepararme para la carrera. Fue un período intenso: frío, lluvia, nieve y mucho viento. Pero todo el esfuerzo valió la pena. Estar acá me alinea, me centra. Siento que la montaña me ordena los pensamientos y los objetivos. Aunque el cansancio se nota, entrenar en este lugar hace que todo cobre sentido. Además, tengo una “familia chaltenense” hermosa que me apoya siempre, y eso también hace toda la diferencia.

IC: ¿Cómo describirías lo que se siente correr por un lugar como el Fitz Roy?

LV: Correr en el Chaltén es un desafío constante. El clima es el factor más impredecible: son pocos los días sin viento, y cuando sopla, lo hace con fuerza. Puede llover, nevar o salir el sol en cuestión de horas… literalmente podés vivir las cuatro estaciones en un mismo día.

Pero más allá de eso, la montaña tiene algo mágico. Es tan inmensa que te inspira respeto y a la vez te impulsa a enfrentarte a ella. Cada paso es una mezcla de esfuerzo, asombro y gratitud. Estos meses llovió mucho, los senderos estaban llenos de barro y cada tramo se volvió un poco más técnico, pero esa es parte de la belleza del trail: cada obstáculo te recuerda por qué lo hacés.

IC: ¿Te esperabas quedar primera de tu categoría? Cuántas mujeres corrieron en total en esta carrera?

La verdad es que no me lo esperaba. Había recorrido parte de los senderos, pero el día anterior a la carrera nevó y llovió tanto que tuvieron que modificar el circuito, así que iba a correr por terreno desconocido. Estimábamos un tiempo de alrededor de 2 horas 40 minutos y terminé en 02:04:38 increible.

Largamos a las 8 de la mañana y, apenas empecé a correr, todo el miedo desapareció. De algo estaba segura: quería dar lo mejor de mí. Tenía el apoyo de mi familia, mi equipo, mis amigos y mi profe. Arranqué fuerte para conseguir un buen lugar en los senderos y empecé a pasar gente en las subidas. Alrededor del kilómetro 6 me di cuenta de que estaba bien posicionada y que podía alcanzar a las chicas que tenía adelante y obtener un buen resultado y ya me concentre mucho mas. Fui pasando una a una hasta que ya no encontré a nadie más adelante hasta la meta.

En total fuimos 1.200 corredores y, en los 21 km, 289 mujeres. Terminé 5ª en la general femenina y 1ª en mi categoría. Un resultado que sinceramente no me esperaba, pero que me llenó de felicidad y mas ganas de seguir entrenando.

IC: ¿Tenés en mente algún próximo desafío?

LV: Sí, mi próximo objetivo son 27 km acá en El Chaltén, durante la Fiesta Nacional del Trekking

IC: ¿Qué se necesita para correr una carrera de estas características? ¿Cómo te preparaste?

LV: Se necesita disciplina, constancia y amor por lo que hacés. Disciplina para entrenar todos los días, incluso cuando el clima es horrible, para comer bien y respetar los tiempos de descanso. Como me dice mi profe: “todas esas cosas te hacen más fuerte”, y tiene mucha razón.

La constancia también es clave: cada día es un pequeño paso hacia la mejora. Todas las carreras que corrí en Giles y alrededores, todos los entrenamientos, fueron parte del camino hacia este objetivo: correr mis primeros 21 km de montaña. El resultado fue increíble y me dejó con muchas más ganas de seguir.

Entreno todos los días con la planificación de Jere, que me acompaña y ajusta todo según cómo me voy sintiendo. Trato de entender mi cuerpo y aprender

IC: ¿Que es lo que más te motiva de esta disciplina? Que le dirías a alguien que tiene ganas de comenzar a hacer algo así?

LV: Lo que más me motiva del trail running es la conexión con la naturaleza y conmigo misma. Cada entrenamiento o carrera es un desafío distinto: el clima, el terreno, la montaña… nada se repite, y eso lo hace único. Me impulsa esa sensación de libertad que se siente al correr en lugares donde el cuerpo y la mente se ponen a prueba, pero también se llenan de calma.

A alguien que quiere empezar le diría que no espere sentirse listo: que empiece igual. Que disfrute el proceso, que escuche su cuerpo y que no se compare con nadie. El trail no se trata solo de correr rápido, sino de disfrutar el camino paso a paso, y de descubrir todo lo que uno es capaz de hacer cuando se anima a salir de su zona de confort.

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