


En un escenario económico complicado, muchos municipios de la provincia de Buenos Aires se ven obligados a repensar su administración y a buscar nuevas formas de financiamiento ante la drástica caída en los recursos que reciben de la Nación. Un caso clave es el de Tapalqué, donde el gobierno municipal presentó un programa de reducción y optimización de gastos, declarando la emergencia económica municipal.
El comunicado oficial del Municipio de Tapalqué señala que estas medidas son una respuesta a “la crisis macroeconómica general provocada por la política económica del Gobierno Nacional”, que derivó en una “fuerte caída de la coparticipación”. Este desfinanciamiento, aseguran, afecta directamente los ingresos municipales. Entre las acciones más destacadas se encuentran la reducción máxima de la ejecución presupuestaria en cada secretaría, el recorte de bonificaciones para funcionarios políticos y la limitación de horas extras para el personal.
La realidad no es ajena a otros distritos. En San Andrés de Giles, el municipio enfrenta una situación económica crítica, con una deuda que asciende a los 1700 millones de pesos. La mayor parte de esta obligación es con proveedores que prestan servicios esenciales. Cabe destacar que los empleados municipales no reciben un aumento salarial desde hace más de seis meses. Desde la municipalidad aseguran que esta difícil situación se debe directamente a la baja en la coparticipación y a la caída en la recaudación de impuestos locales, un espejo de la problemática que atraviesa toda la región.