Esta semana, Archiopoli Maquinarias cumplió 98 años de historia, un hito que celebra la perseverancia de cuatro generaciones arraigadas en San Andrés de Giles. Hoy llevan adelante esta empresa Hugo Archiopoli y su hijo Ezequiel. Este emblemático negocio familiar comenzó en 1927, de la mano de Salvador Archiopoli, un inmigrante italiano, autodidacta y apasionado por el saber, que armaba y desarmaba cuanto artefacto llegara a sus manos.

“Mi abuelo Salvador vino con dos hermanas desde Italia en 1905. Tenía solo 12 años”, cuenta Hugo. Pero el verdadero azar que los trajo a Argentina ocurrió en ese viaje transatlántico: “Mi bisabuelo Francisco había ido solo a Estados Unidos a trabajar. Al volver por su familia que estaba en Italia, el barco se desvió en Argentina porque mi bisabuela se enfermó y no la dejaron seguir. Si no fuera por eso, hoy no estaríamos en Giles”. Con una convicción que atraviesa generaciones, Hugo asegura: “Todo pasa por algo”. El destino quiso que los Archiopoli echaran raíces en Argentina mientras en Europa se daba la Segunda Guerra Mundial.

Salvador, ya instalado en Giles, fue un autodidacta incansable. Tras trabajar en diversos oficios, incluyendo los inicios de la Usina local, fundó en 1927 el “Taller de Electricidad Archiopoli e Hijos” junto a sus hijos Arnoldo e Indolfo (padre de Hugo), y dos vecinos más: Mones y Ciabatta. El modesto taller comenzó en el garaje de su casa, ubicada en 25 de Mayo y Sarmiento. “La mayoría de los trabajos se terminaban haciendo en la vereda”, recuerdan. Fueron pioneros en la fabricación de baterías y servicios eléctricos en la zona.

Hugo recuerda con cariño a su abuelo Salvador, quien fue su maestro: “Era muy buena persona, siempre servicial. Lo llamaba algún vecino porque no le andaba un tractor a 10 kilómetros de acá, y él iba hasta allá, lo hacía arrancar y no le cobraba nada. “Me acuerdo que mi papá y mi tío le decían: ‘aquel fulano te jodió’, pero a él no le importaba. Qué Dios lo ayude, decía. El orgullo de él era que las cosas funcionaran.” Hugo también destaca: “El oficio de electricista me lo enseñó mi abuelo.“

La evolución del negocio fue constante. El taller se trasladó a 25 de Mayo y Alsina. Hugo, que empezó a trabajar a los 13 años, heredó el espíritu innovador de su abuelo: “Después yo incurrí más en temas de maquinarias y esas cosas… era bastante inquieto en hacer cosas nuevas.” Los comienzos fueron modestos: “Vivíamos al día, alquilábamos esa esquina, la casa en donde vivíamos también era alquilada.” Sin embargo, el esfuerzo rindió sus frutos: “De a poquito, con un crédito compramos la esquina del negocio. En el año 78… decidí voltear esa esquina y hacer el negocio que sigue estando en la actualidad.”

Incluso continuaron creciendo. Hugo emprendió un nuevo desafío: “En el 2000 compré el terreno donde estamos hoy, en la colectora.” La mudanza al local actual, más grande y moderno, se concretó en 2007, permitiendo una mayor expansión. Hoy, Archiopoli Maquinarias S.A. es sinónimo de confianza y trayectoria en Giles y la región.

¿El secreto de casi un siglo de actividad? Hugo lo atribuye a un legado familiar: “La trayectoria también se construyó a través de una herencia que fuimos recibiendo de respeto hacia los clientes, de tratar de atender bien. Calidad de atención, más que nada.” Y añade: “La gente es la que nos llama. y nos dice ‘Che, me recomendó fulano’ y así.“

De la vereda al local en la colectora, los Archiopoli demostraron que en Giles se puede crecer sin perder la esencia. Lo que empezó con Salvador en un pequeño taller, hoy es una empresa de referencia en la zona. “La gente nos llama porque alguien les habló bien de nosotros”, dice Hugo con orgullo.