Jeanette Espil, vecina de San Andrés de Giles, es veterinaria egresada de la UNLP, docente e investigadora del CONICET y está a punto de embarcarse en un viaje que marcará un antes y después en su carrera: una beca de investigación en el prestigioso Laboratorio de San Bernardino de la Universidad de California (EE.UU), donde profundizará en el estudio de lesiones musculoesqueléticas en caballos de carrera. Su historia combina ciencia y perseverancia, mostrando que con pasión los desafíos se vuelven oportunidades, y que el talento de nuestro pueblo puede llegar lejos.
Jeanette nos explica cómo consiguió esta beca y qué representa dejar su país, aunque sea por un tiempo. Además, repasa su camino desde la universidad hasta el doctorado, y cómo este viaje puede marcar su carrera. Una prueba de que con esfuerzo y pasión, siempre se abren puertas importantes.
Infociudad: ¿Cómo surge la posibilidad de este viaje? ¿Es una beca de investigación?
Jeanette Espil: Antes que nada, muchas gracias por el espacio y por el interés en compartir esta experiencia. Me parece fundamental difundir la ciencia, visibilizar las oportunidades que pueden surgir a partir del estudio y el trabajo, y mostrar el amplio abanico de posibilidades que ofrece una carrera como Veterinaria. Historias como esta, pueden inspirar a otros estudiantes o profesionales que están transitando sus propios caminos, y también demostrar que, con esfuerzo, acompañamiento y pasión, los sueños se pueden alcanzar.
La posibilidad de este viaje surgió el año pasado. Siempre tuve en claro que quería viajar por mi trabajo, tener experiencias laborales en el extranjero y continuar formándome en investigación. Si bien ese deseo estaba presente, muchas veces parecía lejano. A través de mi codirector de tesis doctoral, el Dr. Francisco Uzal, quien dirige el laboratorio de San Bernardino que pertenece al Sistema de Laboratorios de Salud Animal y Seguridad Alimentaria de California (CAHFS), Universidad de California; surgió la posibilidad de postularme a una beca de investigación.
Me postulé en octubre de 2024, y en diciembre tuve una entrevista virtual con el equipo del laboratorio. Una semana después me confirmaron que había sido seleccionada para esta beca, que está orientada a la formación avanzada en patología musculoesquelética en caballos de carrera.
IC: ¿En qué lugar vas a estar investigando puntualmente? ¿Es la primera vez que vas?
JE: Voy a estar investigando en el laboratorio de San Bernardino, que forma parte del Sistema de Laboratorios de la Universidad de California (CAHFS). Este laboratorio es parte del programa de postmortem equino para la Junta de Carreras de Caballos de California.
No es la primera vez que voy: el año pasado realicé una pasantía de dos meses y medio allí, en la que adquirí entrenamiento en necropsias, diagnóstico post mortem y caracterización de lesiones catastróficas en caballos de carrera. Fue una experiencia muy enriquecedora y decisiva para postularme a la beca.
IC: ¿De qué se trata la investigación?
JE: La investigación se centra en el estudio de lesiones musculoesqueléticas en caballos de carrera, que son una de las principales causas de muerte en esta especie a nivel mundial. El programa está diseñado para brindar una formación integral en diagnóstico post mortem, incluyendo necropsias, análisis microscópico y macroscópico, estudios de laboratorio complementarios y trabajo en equipo con especialistas de distintas disciplinas.
Además, voy a tener la posibilidad de formarme, junto a la Dra. Susan Stover, en métodos de diagnóstico por imagen, biomecánica, histomorfometría y epidemiología en el Laboratorio de Investigación Ortopédica Veterinaria (VORL) de Davis, California. También se fomenta la participación en congresos y el desarrollo de un proyecto de investigación propio.
IC: ¿Qué sentimientos y emociones te genera esta oportunidad?
JE: Me genera una mezcla enorme de emociones: mucha alegría, ansiedad, entusiasmo, pero también nostalgia por lo que dejo en Argentina. Es un desafío grande a nivel profesional y personal. Me llena de emoción saber que voy a poder trabajar con profesionales de primer nivel, adquirir nuevas herramientas, crecer como investigadora y difundir los conocimientos que obtenga. Al mismo tiempo, sé que voy a extrañar mucho a mi familia, a mis amigos del pueblo, de la carrera y del trabajo. También será un gran reto adaptarme a vivir en otro idioma y cultura.
IC: Sobre tu carrera: ¿hace cuánto que trabajás como veterinaria? ¿Cómo vivís tu profesión?
JE: Me recibí en 2019 en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNLP. Durante la carrera viví en la Casa de Estudiantes de San Andrés de Giles, una oportunidad fundamental que me permitió estudiar en La Plata.
Desde que me gradué, trabajé en distintos ámbitos dentro de la veterinaria. Luego de un año muy intenso, decidí enfocarme en equinos, y en 2020 obtuve una beca doctoral de CONICET para realizar el Doctorado en Ciencias Veterinarias, con un proyecto centrado en el diagnóstico post mortem de equinos de carrera y la caracterización de fracturas catastróficas. Este trabajo es dirigido por la Dra. María Alejandra Quiroga, una de mis mentoras en todo este camino.
Actualmente soy docente en la cátedra de Patología Especial y formo parte del equipo del laboratorio de Patología Veterinaria de la facultad, además de continuar mi formación como becaria doctoral. Vivo mi profesión con mucha pasión: disfruto investigar, enseñar, aprender todos los días y poder aportar desde la veterinaria a la salud y el bienestar animal.
Estoy profundamente agradecida con la educación pública, gratuita y de calidad, y con instituciones como el CONICET, que hacen posible que muchos y muchas podamos formarnos, investigar y aportar al desarrollo del país.
IC: ¿Qué expectativas tenés sobre esta investigación? ¿Cuáles son los mayores desafíos de este viaje?
JE: Espero adquirir una formación profunda y especializada en patología musculoesquelética, seguir creciendo como investigadora y generar aportes concretos que contribuyan a prevenir y reducir lesiones en caballos de carrera. Además, me interesa poder transmitir lo aprendido, a través de congresos, clases, y en el ámbito científico.
Los mayores desafíos serán estar lejos de mi entorno afectivo, adaptarme a otra cultura y al uso diario del inglés, idioma que comencé a estudiar más intensamente recién después de la facultad. Mención especial para mi familia y amigas/os: sin su apoyo incondicional, todo esto no sería lo mismo. Otro gran desafío fue tener que escribir y entregar la tesis de doctorado en tiempo récord antes de viajar, pero sin dudas vale la pena por esta enorme oportunidad.