El salame artesanal de Chacinados La Vasquita, emblema de la producción gilense, fue reconocido por la prestigiosa guía internacional Taste Atlas como uno de los mejores del mundo, ubicando a la marca gilense al mismo nivel que los principales productores de Italia, España, Escocia, República Checa y Australia. Quedó entre las 20 mejores marcas del mundo.
Taste Atlas es una plataforma online que sirve como una guía de viajes culinaria, un “atlas del gusto” que cataloga y promociona la diversidad de la cocina mundial, especialmente enfocada en platos tradicionales y auténticos. En sus redes sociales aclaran que seleccionaron las mejores marcas de salame del mundo según reseñas de chefs, críticos y degustadores de distintos países.
La página de Taste Atlas describe a La Vasquita destacando la calidad: “Sus productos incluyen salamis, chorizos, quesos, pan casero y otras delicias, disponibles en sus tiendas de San Andrés de Giles, San Antonio de Areco y Luján. Ponen especial énfasis en el origen y la calidad de la carne que utilizan, garantizando un sabor y una textura auténticos en cada producto”.
Este reconocimiento no solo refuerza la calidad de los embutidos argentinos en el escenario global, sino que también consolida a San Andrés de Giles como un referente en la tradición chacinera argentina. La Vasquita, una empresa familiar que mantiene métodos tradicionales, ha logrado destacarse por su compromiso con la calidad, utilizando ingredientes seleccionados y procesos naturales de secado y fermentación.
También fueron destacados dos salames de Tandil, uno de Las Dinas y el tradicional Fuet elaborado por la empresa Cagnoli. También aparecen los salames de Don Ramón Salame Casero (Oncativo, Córdoba) y Frigorífico Sersale Salamín Picado Grueso (Ciudad de Buenos Aires).
Año tras año, La Vasquita se anima a superarse con proyectos que captan la atención de todo el país, como la elaboración del salame más largo de Argentina, un hito que ya se ha convertido en un clásico y que posiciona a Giles en las noticias nacionales.Este reconocimiento internacional no solo es un orgullo para San Andrés de Giles, sino también un recordatorio de que la tradición artesanal argentina puede competir con los mejores del mundo.