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Coni Addesso en la Antártida: “desde que llegué me enamoré de este lugar”

La joven de nuestra ciudad se encuentra en Base Esperanza trabajando junto al equipo de biólogos de Instituto Antártico Argentino.

En este momento, Coni Addesso, a sus 21 años, se encuentra viviendo una verdadera aventura científica. Está en la Antártida, en Base Esperanza, trabajando junto al equipo de biólogos del Instituto Antártico Argentino. La joven de San Andrés de Giles, apenas terminó la secundaria, comenzó a estudiar la Licenciatura en Ciencias Biológicas en la Universidad de Buenos Aires. Una oportunidad única se presentó en su camino y decidió emprender su viaje a la estación científica ubicada en el extremo Noroeste de la Península Antártica, rodeada de imponentes glaciares.

En esta zona las temperaturas oscilan durante el verano entre los cero y diez grados bajo cero, y en invierno entre los diez y 35 grados bajo cero. También, es una de las zonas más ventosas del planeta, los violentos vientos alcanzan velocidades de hasta 350 km por hora. En diálogo con Infociudad, a más de 3 mil kilómetros de distancia, en aquel continente de belleza helada, Coni nos cuenta su experiencia.

Infociudad: ¿Cómo surgió la oportunidad de viajar a la Antártida?

Coni Addesso: El año pasado empecé a realizar una pasantía en el Instituto Antártico Argentino. Todos los veranos se realizan lo que se llaman CAV (Campañas Antárticas de Verano) que suelen durar 3 meses, en las que se van a las distintas bases argentinas para realizar distintas actividades científicas. Nuestro país cuenta con 13 bases, las cuales 7 son permanentes y 6 son temporales, es decir que solo están activas durante el verano. Desde el instituto me dieron la posibilidad de participar de esta CAV 24-25 en Base Esperanza, que es una de las bases permanentes y la única a la que vienen los militares con sus familias, por lo que hay una escuela.

IC: ¿Cuál es tu rol acompañando al equipo de biólogos en Base Esperanza? ¿Cuáles son las principales investigaciones o proyectos en los que están trabajando?

CA: Actualmente hay 4 grupos de trabajo en Esperanza, Fisiología, Parasitología, Skuas y monitoreo del ecosistema. Yo formo parte del grupo de fisiología, somos dos pero trabajamos en conjunto con el grupo de parasitología, por lo que formamos un grupo de 4 personas. La actividad principal del grupo de Fisiología es tomar muestras de sangre de las dos especies de pingüinos presentes acá (Adelia y Papua) y luego esas muestras se mandan a Buenos Aires para analizarlas en el Instituto Antártico Argentino, que era justamente lo que estaba realizando yo en el instituto (analizar muestras de campañas pasadas). Como ahora hay una epidemia de gripe aviar, desde el instituto decidieron reducir el número de muestras a realizar esta campaña, por lo que me mandaron a realizar también otros proyectos (dentro del departamento de eco fisiología y ecotoxicología), el proyecto de lapas (Nacella concinna) en el que se buscan contaminantes y el proyecto de botánica en el que recolectamos líquenes y musgos de distintas zonas. Con el grupo de parasitología trabajamos con distintas aves (palomas antárticas, gaviotines, skuas) en busca de hemoparásitos y ectoparásitos.

IC: Es difícil imaginarse la vida en un lugar como la Antártida. Contanos un poco sobre eso.

CA: Vivir en la Antártida es una experiencia única. Al ser una base militar, la vida diaria es muy distinta a lo que cualquier civil está acostumbrado, pero con el tiempo uno se adapta. Aprendes a convivir con recursos limitados, como el agua, lo que implica que no podemos bañarnos ni lavar la ropa con la misma frecuencia o de la misma manera que en el continente. El cuidado del agua es fundamental, al igual que la correcta separación de los desechos, que luego se queman o se envían de vuelta al continente. Las condiciones climáticas en la Base Esperanza son bastante cambiantes. Hay mucho viento y, aunque estemos en verano, las temperaturas suelen ser bajas. Sin embargo, uno se va acostumbrando al frío con el tiempo, y a mí personalmente me gusta, así que no fue un gran desafío. Lo que más me costó al principio fue la falta de noche durante el primer mes que estuve acá. Actualmente hay unas pocas horas de noche, en el que baja el sol y se oscurece por unas horas.

IC: ¿Hasta cuando estás por allá? ¿Qué expectativas tenés respecto a esta experiencia?  ¿Cómo sigue el después de la Antártida?

CA: Vine para acá a mitad de diciembre y me estaría yendo a mitad de marzo aproximadamente. Mis expectativas sobre esta experiencia fueron siempre aprender y adquirir experiencia sobre lo que es trabajar en este hermoso lugar, con las dificultades que conlleva, para luego poder volver.  Después de la Antártida, mi objetivo es terminar la carrera, seguir en el instituto, y volver acá. Desde el momento en que llegué, me enamoré de este lugar. Aunque sé que no es para todo el mundo, la Antártida tiene algo increíble que te atrapa. Las condiciones, el aislamiento, todo lo que lo hace tan especial, te enseña a valorar otras cosas. Es un lugar único, desafiante, pero a la vez fascinante. Me encantaría volver, porque aunque es una experiencia que no cualquiera podría vivir, el poder estar aquí es algo que no se olvida.

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