En los últimos días diversos hechos de robo se produjeron en la zona rural de San Andrés de Giles. Esta situación provocó que el debate público sobre la seguridad se encendiera, los casos se comentan en la vía pública, hay vecinos organizados juntando firmas para presentarse en el HCD y hasta el propio municipio debió afinar su estrategia con respecto a la problemática.

Las novedades en materia policial local es que el Comando de Prevención Rural (CPR) -conocido como Policía Rural- cambió de conducción. Además, el intendente Miguel Gesualdi, se reunió con autoridades provinciales en su despacho para solicitar a provincia “personal policial, móviles y la incorporación de drones” para el área en cuestión.

A su vez, en el comunicado que emitió el municipio, se solicitó “mayor cantidad de policías presentes en la zona, sumando personal de la Comisaría Local y del Destacamento Seguridad Vial”.

Sobre este punto es necesaria una aclaración fundamental. La Comisaría Local, el Destacamento de Seguridad Vial y el CPR son fuerzas independientes en toda la provincia; tienen sus propias superintendencias, jefes y autoridades; la “fusión” podría darse en materia de colaboración, siempre y cuando estos lo consideren.

El CPR es una fuerza con personal propio capacitado para el trabajo rural, con móviles y sede. Y de esa manera funciona en el ámbito bonaerense que en su mayoría tienen grandes extensiones de campo en el interior.

Giles no es una isla

El incremento de robos en la zona rural es una problemática que se ha intensificado en la región. Esos casos son noticia también en otras ciudades con características similares a la nuestra: cercanía con grandes centros urbanos y una buena cantidad de habitantes que eligen la tranquilidad y soledad del campo para vivir.

Los ladrones encontraron en estos sitios sus ventajas. Cuentan con tiempo para moverse, poseen accesos y rutas que los colocan en pocas horas en las principales urbes y lógicamente, las ciudades no cuentan con herramientas propias que permitan prevenir estos delitos como si sucede en el casco urbano.

Giles no es una isla. Como en el resto de las ciudades, los robos en esa zona específica crecieron. En nuestra ciudad, hace unos años atrás muchos vecinos del campo sufrían como se desvalijaban casas sin habitar o de fin de semana, como se robaban herramientas o la típica sustracción de animales. Ahora, en el último tiempo, una modalidad más directa es la que preocupa.

La planificación necesaria

Más allá de la urgencia y de los últimos casos, que es cierto que se reiteraron aunque el índice comparativo sigue siendo bajo, San Andrés de Giles necesita abordar los problemas del presente y los del futuro con otra estrategia.

El municipio, según fuentes consultadas por este medio, atiende las necesidades de la policía y de la seguridad en sí, incluso con más atención que en otros períodos. Aunque que contexto cambió.

Sin ir más lejos, nuestro partido tendrá dentro de muy poco tres Autovías que lo rodearán, a la 7 y 8 se sumará la 41 que avanza a paso firme. Un gran avance en materia de transporte y conexión, pero que también dará una ventaja para aquellos que utilizan esas rutas con fines delictivos.

Ante esto, Giles tendría que pensar un nuevo plan de acción antes que la seguridad sea una problemática de otra índole. ¿Es normal tener tantos accesos al casco urbano por las distintas rutas? ¿Alguien controla si la iluminación de los nuevos loteos es suficiente? ¿Podrían los convenios exigir la incorporación de cámaras? ¿El crecimiento urbano contempla el accionar policial? ¿Cuál es el estado de los barrios? ¿La zona rural necesita otra forma de accionar?

Seguro que estas preguntas son solo un disparador de un tema que se debe un análisis serio y de cara a la sociedad. Porque aunque nos resistamos, Giles es una ciudad más conectada que hace años atrás, la idea de pueblo empieza a perder fuerza, cada vez son más los nuevos residentes que nos eligen haciendo del crecimiento una cuestión natural y sin dudas, es mejor conocer de otras experiencias para abordar los problemas antes y no cuando ya sean parte de la cotidianeidad.