San Andrés de Giles se despide de uno de sus rincones más queridos y emblemáticos: El Multi Rivadavia, el kiosco que por décadas ha sido un punto de encuentro y un lugar de recuerdos para generaciones de vecinos. Ubicado en la céntrica esquina de Rivadavia y Quintana, frente al Colegio Nacional, este pequeño pero significativo comercio cerró sus puertas de manera definitiva hace dos semanas, dejando un vacío en la comunidad.

Fundado por Ruben Denari y su esposa Marcela, este año el negocio cumplió dos décadas. Antes de abrir el Multi, Rubén también trabajó durante años en otro clásico kiosco del centro gilense, ubicado en la plaza San Martín. En la actualidad, su hija continua el legado familiar, al frente del kiosco Miss Melo, también en calle Rivadavia.

Ante el cierre del Multi, su hijo Ezequiel Denari escribió unas sentidas palabras para todos los vecinos. “Mi papá y mi mamá siempre tuvieron un sueño : tener un emprendimiento en familia . Ese sueño un día , allá por el 2004 cobro vida. Fue el popular MULTI RIVADAVIA , o ” El MULTI” cómo muchos lo conocen. Ese sueño fue posible gracias al trabajo , responsabilidad, dedicación y honestidad , pero sobre todo gracias a nuestros queridos clientes . Hoy el Multi dice adiós , pero quiero tomarme el tiempo de agradecer a todos esos clientes , a todas esas personas que permitieron cumplir ese anhelo. A todos les digo gracias de corazón”.

Un lugar de encuentro y recuerdos

El Multi Rivadavia no era solo un kiosco; era un lugar donde se entrelazaban las vidas de los gilenses. Desde hace más de 20 años, este espacio fue testigo de innumerables anécdotas y momentos especiales. Para muchos, era un sitio de encuentro. “Miles de recuerdos a través de los años, de ir con mis amigas, hace 20 años, antes de ir al boliche, hasta ir hace poco con mí hija a comprar pebetes, que lindos recuerdos quedan ahí”, recuerda una vecina.

Las redes sociales se han llenado de mensajes de agradecimiento y de nostalgia por parte de los vecinos. Muchos recuerdan con cariño los momentos compartidos en el kiosco y lamentan la pérdida de un lugar que era mucho más que un simple comercio. Destacan la amabilidad y la buena atención de Rubén y Marcela, que siempre te atendían con una sonrisa. “Mis más lindos recuerdos en ese negocio, tan buena gente”, expresó un joven.

Además, su negocio era uno de los principales distribuidores de diarios en nuestra ciudad. Había revistas y publicaciones de todo tipo.

Por su parte, una adolescente recordó parte de su infancia en esa esquina: “Amaba los fines de semana cuando mi mamá me llevaba a comer esas hamburguesas o pebetes, nos sentábamos en las mesitas y después paseábamos en el centro cuando cantaban artistas locales en la plaza San Martin, qué hermosos recuerdos”. Sin dudas, los recuerdos de este comercio continuarán aunque cierre sus puertas, porque vivirá en las historias y en el corazón de todos los que pasaron alguna vez por ahí.