El fin de semana se conoció que una mascota de nuestra ciudad murió por la intoxicación provocada por comer el insecto conocido como “escarabajo 7 de oro”. El Astylus atromaculatus es un pequeño cascarudo amarillo y negro parecido a las vaquitas de San Antonio. Hasta hace un tiempo era un bicho más del montón, pero eso cambió cuando productores lo asociaron con la muerte de bovinos en General Villegas, provincia de Buenos Aires.

A partir de ese momento, se encendieron las alarmas para prevenir los casos fatales. El temor ante este episodio llevó a que el INTA emita una alerta sanitaria por las muertes de vacas, a la que luego se sumaron casos en caballos. La razón por la que se culpó a este pequeño insecto es que se registró en importantes cantidades en distintos lotes de alfalfa en flor, cuando originalmente suele estar en campos de maíz. Para los especialistas esa migración fue motivada por la sequía, ya que el 7 de oro se alimenta de polen.

Los primeros cuadros identificados mostraron un decaimiento general en el animal, seguido de síntomas gastrointestinales como diarrea y vómitos. Según los patólogos de INTA encargados de realizar las necropsias en los animales, que murieron entre los 2 y 6 días de comenzado el cuadro, se identificaron signos de necrosis en el tracto gastrointestinal.

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El fin de semana un cachorro de nuestra ciudad comió accidentalmente este insecto que se encontraba en el pasto. Esto le generó vómitos y llegó a una veterinaria local con un cuadro de deshidratación y diarrea. Lamentablemente, al poco tiempo el animal falleció.

Esto se debe a que el escarabajo 7 de oro libera una toxina cuando se muere que genera una endotoxemia. Con las vacas y caballos pasa parecido: levantan el insecto cuando consumen pasto, y otras flores, tanto las del cardo como la flor de la alfalfa. También se encuentra en el maíz y en la soja, algo que antes no pasaba. Los especialistas explican que es una consecuencia de la sequía que sufre la zona actualmente. Ahora no florecen tantas plantas, y lo poco que florece se llena de estos insectos.

¿Qué explican los especialistas?

Consultado por el medio “Bichos de Campo”, el veterinario e investigador del INTA, Germán Cantón, explicó que hasta ahora “no hay un antídoto. La evolución del animal dependerá de la cantidad de toxina que haya consumido y de las lesiones que haya provocado la misma en el tracto gastrointestinal. Posiblemente un animal que consuma una carga baja tenga un cuadro gastrointestinal pero con el correr del tiempo lo sobrepase. Hay que decir que el bovino es, por así decir, más rústico que el equino y puede superar un cuadro de este tipo si la intoxicación no es tan severa. En cambio el equino es mucho más sensible, llega a un cólico muy severo por lo que muchas veces el cuadro es más rápido”.

Respecto a los episodios de intoxicación por este insecto, destacó que cuando le consultaron nunca habían escuchado algo así ni tenían información. “Nos agarró desprevenidos porque nunca habían ocurrido episodios de mortandad como los que ese registraron en estas últimas semanas. Es más, las primeras consultas vinieron del lado agronómico más que del veterinario. La única información con la que contamos hasta ahora es de la década de 1970 en Sudáfrica, donde se describen episodios de intoxicación ante el consumo de forrajes con la presencia de este insecto. Allí se menciona que el 7 de oro es originario de Sudamérica, que no es nativo de Sudáfrica, y acá en Argentina no había reportes publicados”

“Luego de las primeras muertes se encontraron algunos registros anteriores. Aparentemente hubo indicios previos de mortandad en Argentina hace muchos años a causa de este insecto, pero al no estar científicamente disponible no fue considerada”, agregó el especialista. Por el momento, siguen investigando cómo enfrentar este escenario que se originó como consecuencia de la sequía.

Fuente: Bichos de Campo