En comunidades como San Andrés de Giles los clubes de barrio cumplen un rol fundamental. “Un pibe más adentro de los clubes es un pibe menos en la calle”, dice una frase que tiene mucho de cierto. En nuestra ciudad son muchos los clubes que trabajan día a día para sostenerse y crecer. Lamentablemente varios de ellos no tienen predios propios y carecen de campos de deporte para realizar sus actividades y entrenamientos.

Este es el caso del Club Villa Manchi y el Victoria, con más de 200 chicos en cada club que compiten en torneos zonales y no cuentan con predio. Ambos usan el parque municipal y se van turnando para poder entrenar en distintas disciplinas. El club Almafuerte y el Rawson están en la misma sintonía, pero también este problema afecta a los clubes de las localidades. Por ejemplo, el club Apolo de Azcuénaga y el de Solís tampoco tienen campo de deportes.

Mientras tanto, en ciudades vecinas la realidad es otra: todos los clubes tienen predios propios, la mayoría cedidos por el mismo municipio, que trabaja mancomunadamente junto a estas instituciones para que crezcan cada día más. En los últimos años, Carmen de Areco, Mercedes y San Antonio de Areco, invirtieron y mucho en sus canchas de futbol municipales, incluso tienen estadios en el que compiten clubes locales y zonales. En San Andrés de Giles: bien gracias.

Clubes: los ejemplos que no se miran

En Mercedes el desarrollo de los clubes de barrio tuvo un crecimiento exponencial desde 2016 gracias a la gestión del intendente Juan Ignacio Ustarroz. Todos los clubes del partido ampliaron sus predios o recibieron terrenos para desarrollarlos. Algunos empezaron de cero y otros fueron anexando espacios. Uno de los ejes fundamentales fue el criterio de distribución geográfica que utilizaron en la ciudad vecina: en cada punto de la ciudad hay un club que contiene a los pibes de todos los sectores.

Uno de los clubes nuevos que se fundó desde cero fue el de Gowland, la localidad rural mercedina. El municipio compró un predio para levantar el club y comenzaron a invertir para construir la cancha, poner luces, hacer los vestuarios y comprar la indumentaria. Así comenzó a escribirse la historia de este club que arrancó desde las inferiores y que con el tiempo va a ir acrecentando sus categorías.

El club Holanda, de larga trayectoria en Mercedes, tampoco tenía predio ni equipo. Está ubicado en medio de un sector de barrios populares y el Municipio compró terrenos a un privado para cedérselo a la institución. A partir de ese momento, el club hizo la cancha, los vestuarios y conformó divisiones inferiores, de futbol femenino y de primera.

Otro ejemplo es el de Club Trocha, histórico equipo de Mercedes que tampoco tenía predio ni campo de deportes. Misma situación es la del Club Unión, que recibió 3 manzanas de parte del Estado para ampliar su campo de deportes. También Club Palometas y Estudiantes recibieron predios. Al Club Mercedes le entregaron una cancha dentro del Parque Municipal.

Estas gestiones comenzaron cuando Ustarroz (Frente de Todos) asumió como intendente en 2016, en plena gestión macrista, con el gobierno nacional y provincial en contra, pero con proyectos claros y mucha gestión, se fue materializando esta realidad. No solamente cedieron espacios verdes municipales, sino que en otras ocasiones le compraron tierras a privados o gestionaron las tierras del ferrocarril en desuso.

Para lograr que se concreten estas obras, municipio y clubes trabajaron siempre a la par. Realizaron innumerables cenas y actividades solidarias en las cuales el municipio pagaba los insumos para que lleven adelante polladas y cantinas que recaudaban más fondos. Los clubes siempre firmes, aportaron el trabajo. Esto estuvo enmarcado en un programa al que llamaron “Esfuerzo Compartido”, y logró que la comunidad se organice y participen los clubes y las familias mercedinas.

Estas obras no solo beneficiaron al mundo futbolístico, sino que también se realizaron canchas sintéticas para todos los clubes de bochas de Mercedes. También se hizo una cancha de Hockey profesional para la liga mercedina. En esta etapa se están construyendo y mejorando los SUM (Salón de usos múltiples) de todos los clubes. La gestión mercedina comprendió que no se trata solo de lo deportivo, sino que también es un eje de inclusión social. Muchos clubes también son sede del programa Prueba de educación barrial, entonces cuando los chicos terminan de entrenar, se quedan a tomar la leche y hacer sus deberes.

El caso de San Antonio de Areco es similar. El desarrollo de los clubes de barrio creció gracias al acompañamiento del municipio que también donó tierras para que se establezcan y mejoren sus instalaciones. El club River por ejemplo se estableció en la costanera del Río Areco, donde también tiene un camping que trabaja muy bien y genera recursos. El Club San Antonio en el barrio de la estación también regularizó los papeles de su predio y acomodó sus canchas.  A clubes como Unidos y San Antonio, el ex intendente Paco Durañona gestionó para que le cedieran terrenos del ferrocarril porque están al lado de las vías, actualmente tiene un uso en comodato. Otro buen ejemplo es el Club Huracán, al que Durañona durante su gobierno le cedió un terreno en la costanera y desde el club se encargaron de trabajar y conseguir más fondos, que dio como resultado dos canchas con riego, luz artificial, cancha de hockey y en un futuro cercano una pileta propia de natación.

En San Antonio de Areco también se puede ver una  fuerte inversión en espacios deportivos. En predios que son estatales funciona el Parque, un Gimnasio Municipal y una Escuela Municipal de Deportes. La plazoleta de Los Leones también fue cedida al CEF. El aporte estatal es importante y no se trata solamente de subsidios, sino de un acompañamiento constante con proyección a futuro para toda la comunidad.