Son las 17 del viernes. Mientras los vecinos toman mates en la Plaza San Martín y los autos merodean por el centro, un joven de 18 años camina a toda velocidad por la calle Moreno e intercala sus pasos con rápidas miradas hacia su retaguardia, controlando que su perseguidor no lo alcance. La gorra le tapa su pelo corto y rubio, pero no impide divisar el miedo que recorre su metro setenta de altura. Lleva remera y pantalón de jean.

Después de pasar el Banco Nación, en dirección al Arroyo de Giles, llega a la esquina de 9 de Julio, frente al Centro de Monitoreo. Sin saber a quién recurrir, el muchacho mira a la derecha y observa que está abierto “Épico”, un comercio de artículos decorativos para el hogar. Sin dudarlo, ingresa.

— ¡Por favor! ¡Ayúdenme! ¡No lo dejen entrar! — suplica, ante la atónita mirada de las vendedoras.

Antes de que las mujeres pudieran reaccionar, un sujeto aparece en la puerta del comercio. Él también lleva una gorra, pero a diferencia del otro, está con campera y pantalón deportivo. Mide 1,65 y tiene una barba tan desprolija como sus dientes. En cuanto observa quién está dentro de “Épico”, grita:

— ¡Salí para afuera!

Tratando de detener lo que prometía ser un feroz ataque, una de las mujeres le pide al agresor que se vaya. Sin embargo, el hombre la ignora e ingresa al lugar, empujando cuanta artesanía se le cruzaba por el camino. En un instante, destruye más de 60 mil pesos de mercadería.

No conforme con los destrozos, el hombre toma un palo de escoba, lo rompe y empieza a darle puntazos al muchacho, mientras lo llena de patadas.

La tristeza del ataque

“Épico” nació gracias al trabajo en conjunto de un grupo de mujeres nucleadas en el “Club de Emprendedoras“, una iniciativa gestada durante 2020 para fortalecer el emprendedurismo gilense.

El local fue inaugurado después de años de esfuerzo y planificación. Por ese motivo, el ataque del viernes fue un duro golpe: los objetos destruídos no fueron producidos industrialmente, sino que nacieron de la inversión de pequeños emprendedores que dependen de sus ventas para poder reinvertir.

Si bien no podrán recuperar el dinero perdido, desde Épico esperan que se pueda hacer justicia y detener al atacante. Las mujeres aclararon que no sufrieron lesiones y confesaron que tienen miedo de que el hombre regrese para tomar represalias.

Por otro lado, declararon que lo podrían reconocer. En este sentido, serán fundamentales las imágenes de las cámaras del Centro de Monitoreo para esclarecer el hecho.

Cuando la policía llegó al local, el agresor seguía en el local. Pese a esto, el individuo no fue detenido y permanece en libertad. La víctima de la golpiza tuvo que ser atendida en el hospital, junto a una de las emprendedoras que sufrió un ataque de nervios.