Después de haber recorrido todo el planeta, este sábado los Zapp arribarán a San Andrés de Giles. A partir de las 13, se podrá conocer el Graham Page modelo 1928 que los llevó por el mundo; y a las 16, la familia se acercará hasta el lugar para contar sus historias y vender sus libros.
La historia de la familia Zapp
En el año 2000, Argentina era un hervidero. La crisis económica, política y social que atravesaba el país impedía cualquier proyección a largo plazo. Sin embargo, a contramano del contexto, Herman y Candela se propusieron un sueño: viajar a Alaska en un antiguo Ford A.
Si bien el recorrido tenía una duración estimada de seis meses, en el camino aparecieron muchos imprevistos y finalmente llegaron al extremo del continente en 2004. “Empezamos a desviarnos y a hacer cosas que no estaban en el plan inicial. Estábamos en México y para ir directo tenés que agarrar la Costa Este, pero nosotros bajamos y volvimos a subir para ir. Empezamos a ver que la meta era el camino y había que disfrutarlo. Más lo alargamos, más disfrutamos”, relató Herman Zapp en una entrevista con TN realizada el 1º de abril.
Lo único que tenía claro la pareja era que querían llegar a Alaska. En el trayecto, se dejaban llevar por las sorpresas que les brindaba cada país: “muchas veces establecíamos la llegada a un lugar un determinado día, aunque lo máximo que hacíamos era 500 kilómetros. Capaz al kilómetro 30 en una estación de servicio alguien nos invitaba a su casa y decíamos ‘¿Y por qué no?’. Aparecían sorpresas en el camino y fue porque estábamos abiertos a cambios de planes”.

En pleno viaje, Candela quedó embarazada. La primera decisión fue apurar la llegada al destino para volver rápido a casa. “Planeamos todo perfecto y estábamos por volver. En ese momento, una familia amish nos invita a su casa 15 días y yo le dije a Cande: ‘¿Cuándo vamos a tener la posibilidad de volver y estar con una familia amish?’. Nos desviamos y cuando llegamos a México nos hicieron otra invitación y no pudimos rechazarla y así estuvimos”, recordó Herman.
Fue así que nació Pampa. Después llegarían Tehue, Paloma y Wallaby. Con respecto a cómo era viajar con cuatro niños, el padre de la famila explicó: “en Europa, los chicos ya estaban grandotes y nunca nos faltó lugar. Era lindo ver cómo se acomodaban para que entráramos los seis. De hecho, había tantas invitaciones que a muchos lugares no pudimos ir“.

La educación también aparecía como un desafío a enfrentar. Sin embargo, Candela se las arregló para que los chicos aprendieran viajando: “fue maravilloso gracias a Cande, yo no hubiera podido, pero ella le encontró la vuelta y lo llevó adelante. Veía a los chicos que sabían leer gracias a ella y era reconfortante”. En este sentido, agregó: “fueron viviendo y saboreando la historia, la geografía. Entrar a la tumba de Tutankamón, subir a la base del Everest. ¿Cómo te vas a olvidar el nombre de ese océano que cruzaste?. Inolvidable”.
Y concluyó: “espero que no se olviden jamás de que nacieron dentro de un sueño. Creo que lo lindo es no tener que decirles que vayan por su sueño sino habérselo demostrado”.