Para cualquier persona, la palabra oficina remite a un lugar con una mesa de color neutro, sillas de plástico, un escritorio con carpetas, archivos y hojas, y alguna computadora. Sin embargo, Adrián Maggi no es una persona normal. Es un artista y como tal, desafía las ideas previas y elige como oficina uno de los bancos de cemento del parque municipal.Está sentado en una de las mesas que rodean a un sauce y come mandarinas mientras acaricia a Marta, su perra. “Martita disfruta mucho venir acá” comenta. “Yo también. No tengo fondo en mi casa, así que lo he tomado como mi espacio personal. Son pequeñas cosas que a veces uno tiene a mano y no disfruta. Hay que disfrutarlo porque está al alcance, es nuestro, es hermoso y esto es vida“. Está acompañado de algunos ejemplares de “Aforismos de un Decidor“, su último libro. “El año pasado lo escribí” cuenta el cantor surero. “Son 300 aforismos que escribí en Los Antiguos, provincia de Santa Cruz. Pasé cinco meses ahí y todas las tardes iba al río a tomar mates, a sentarme en alguna piedra a contemplar y pensar. Ahí salieron estos aforismos“.Al igual que en sus canciones, en este último trabajo Adrián utiliza un lenguaje que en principio parece ser simple, pero que de la nada, suelta una bomba que queda retumbando en los oídos: “El aforismo es una verdad concentrada en pocas palabras. Algunos había escrito ya en mis canciones pero ni sabía que lo eran. Me salieron naturalmente. Ahora ya en carácter de libro decidí juntarlos. Yo he leído muchos libros de aforismos, pero el mío me gusta. La verdad es que estoy muy contento con lo que se logró” confiesa.El distanciamiento social y el encierro que impuso la crisis sanitaria, llevó a que haya más tiempo para la introspección. La falta de contacto con los demás, transformó las charlas con terceros en charlas internas. Adrián no quedó al margen de este proceso: “La pandemia me sirvió para pensar, para nutrirme, para leer y escribir. Sirvió para aprovechar la oportunidad de charlar con uno mismo, tratar de ser mejor persona, sobre todo con quien uno convive, tratando de fomentar el diálogo y la paciencia“.El artista gilense no escribe porque sí. Cuando publicó “Industria Argentina” en 2019, quería brindarle una herramienta a las escuelas. Ahora, con Aforismos de un Decidor, se puso como objetivo ayudar a sus colegas: “Habla mucho del artista, de cómo es la vida del artista, de su sacrificio, de la incomprensión de la gente, de la clase dirigente, del jugarse, del camino, de la lucha diaria“. Además, agrega: “Forma parte de una obra que uno va dejando. Ahora estoy escribiendo un libro de cuentos, ya tengo varios escritos. La idea es seguir creciendo, esto es un crecimiento cotidiano que lo voy a ir dejando plasmado en obras. Ahora también estoy subiendo videos en mi canal de Youtube, donde también quiero dejar parte de mi material“.Si bien Maggi está profundamente arraigado al folclore argentino, eso no le impidió acceder a productos culturales foráneos. Mientras habla, tiene una de sus manos encima de un libro del periodista mexicano Juan Villoro y confiesa que también lee al ruso León Tolstoi: “Uno va abriendo la cabeza. Para mí, antes la patria era Argentina. Ahora uno se da cuenta que el hombre es un ciudadano del mundo, ya las fronteras no existen. Prendés la computadora y a los dos segundos te enterás de que hubo un tsunami en Japón o de que se desparramó un virus en China y que ese problema que surgió allá te va a llegar a vos en una cuestión de días. Entonces uno ya no entra a ver la patria en el sentido de límites, de regionalismos“.Y en este sentido, explica: “Yo viví en Los Antiguos que está a tres kilómetros de Chile y la gente que vive ahí respira lo mismo que los chilenos, come lo mismo, compra la ropa en el mismo lugar. Si bien no es tu patria, termina siendo tu patria porque te sentís más cerca de ahí que de acá de Buenos Aires, o de Jujuy o Misiones. Ahí me retrotraigo a una frase que decía Roberto Bolaños, un escritor chileno: ‘La patria es el idioma’. Él estuvo viviendo en México y después en España, y se sentía en su casa. ¿Por qué no? La patria es el idioma. Si vos te entendés, ya te podés incorporar“.Adrián no miente cuando afirma considerarse ciudadano del mundo. Lejos de asentarse en un único lugar, el artista recorre territorios y se va hospedando en distintos lugares como si fuera un eterno migrante: “Yo ando mucho el camino, viajo mucho, me gusta ese tipo de experiencias. No soy un árbol para enraizarme y quedarme en un lugar“.Luego de pasar el invierno en Los Antiguos, Maggi tenía la intención de instalarse por un tiempo en la zona de El Bolsón y la Comarca Andina: “Ahora están con la problemática del incendio. Hay toda una historia con la minería y con los pseudo mapuches que tienen de mapuche lo que yo tengo de alemán” comenta entre risas. “Me lo definieron muy bien en el Lago Mascardi: estos son mapuches hace cuatro años“. Con respecto a la minería, se muestra contundente: “la gente sabe que atrás viene la contaminación de todo el ambiente. La problemática de la naturaleza no es una temática del rock, o del folclore, o del tango. Es una temática del ser humano. Hay que tomar partido, hoy es nuestro tiempo. Ya no se puede esperar nada de alguien que tenga ochenta, noventa años, porque no puede salir a moverse. Hoy es nuestro tiempo“. Antes de concluir, Adrián insiste en la importancia de dedicarse al crecimiento interno: “Después de haber tenido cáncer uno vive de otra manera. Lo tóxico hay que dejarlo afuera, ya sea familiar, un amigo, una pareja. En esta época creo que hay que nutrirse para adentro y cuidar el metro cuadrado“.