A la librería del pueblo se la puede considerar un agradable viaje al pasado. No por el incipiente crecimiento de los ebooks, porque el papel sigue estando vigente, sino por su estructura. La Ruca tiene muebles de otra época en plena conservación, como así también, historias que allí sobreviven al paso del tiempo.Entre tanto material, los autores gilenses tienen su lugar. Ahora en exhibición central, “Industria Argentina” el libro de Adrián Maggi comparte trono con la reciente obra de la vecina Susana Leonor Lucca: “Con ojos de niña”.La obra de Susana es una pieza familiar que echa raíces en el seno de la comunidad por la incidencia de su protagonista principal: Marcos Leopoldo Lucca, el escribano. Vecino de reconocida trayectoria social, líder de sus tiempos y fuente de inspiración para instituciones que apoyadas en sus ideas lograron notables avances.“Con ojos de niña” es una mirada cercana, sincera y emotiva de Susana, a la figura de su padre, que para ella no es “el escribano” sino “Chichi”. Momentos, hobbies, anécdotas y testimonios de familiares y vecinos completan las páginas de un libro que ya es parte de la historia de la comunidad gilense.Para conocer más sobre esta buena iniciativa, infociudad entrevistó a Susana Lucca. La ahora escritora, nos contó el comienzo de la historia, los secretos de su relato y sus sensaciones al ir completando las emotivas líneas. Escribir para ella, fue también una manera de sanar la importante pérdida.Infociudad: ¿Cómo se te ocurrió escribir el libro para contar la historia de tu papá?Susana Lucca (SL): En realidad no se me ocurrió, un día vino Ariel Puyelli a casa, que es periodista y escritor, y me dijo que mi padre había sido un gran hombre y que tenía que hacer algo por él, como por ejemplo escribir un libro. Fue algo que quedó en mi mente. Mi padre fue escribano y se esforzó mucho para poder serlo, ayudó a toda la comunidad, fue padre de seis hijos que no es poca cosa, fue un buen esposo, siempre trató de dar buenos ejemplos, fue un buen amigo, y yo me preguntaba “¿Será eso ser un gran hombre?”.Después de pensarlo un tiempo me senté y comencé a escribir sobre él. Le puse “Con ojos de niña” porque es mi visión como hija, que muchas veces se distorsiona, porque desde pequeño uno tiene imágenes de las cosas que en realidad no son, por eso le pido perdón a mis hermanos que son los protagonistas de esta historia, porque quizás lo que significó para mí o lo que yo vi, no lo vieron ellos. Fue muy fuerte escribir este libro, lloré mucho en cada página pero también sané muchas cosas.IC: ¿Por qué decidiste escribir el libro desde tu rol como hija?SL: Para mí era difícil hablar de mi padre por lo que fue en la comunidad, porque tenía que ponerme a buscar datos históricos, corroborar que todo sea realmente cierto, lo cual era un trabajo muy denso, por eso elegí hablar desde mi lugar, de lo que yo había vivido. Leopoldo Lucca fue una persona que contribuyó mucho con todos, con las instituciones y su trabajo, de hecho lo sufrimos porque él estaba de una lado para otro, de reunión en reunión, salía corriendo dejando una cena o hasta algún cumpleaños, llegaba el sábado y no estaba y se llevaba a mi mamá también, por eso mi abuela fue tan importante para nosotros. Lo sufrimos, pero cuando crecí me di cuenta que era un apasionado y que en la vida uno elige qué camino tomar, y él quiso tomar ese. Tenía un carácter frontal, por eso quizás muchos lo querían y otros no, porque te decía las cosas como las sentía y estaba convencido de que lo que decía era así, pero cuando se equivocaba reconocía su error.IC: En el libro hay un pasaje que habla de tu papá y uno de tus hermanos plantando un árbol, una historia con un simbolismo importante…SL: Esa parte me la narró mi hermano Daniel, también muy seguidor y admirador de mi papá. Ellos dos iban a plantar un árbol, mi hermano iba con la pala hasta el fondo del patio de la casa, casi sobre la calle, mi hermano le pregunta porque iba a plantar un árbol ahí, a lo que mi papá le responde que era para que le dé frutos. Daniel se preocupaba porque iba a tardar mucho la planta y mi papá le dice que no importaba, que un día iba a dar frutos y eso era lo que valía, no el cuándo; Daniel le dice que si la pone sobre la calle se van a robar todos los frutos y entonces mi papá le responde que por eso mismo la ponía ahí, para que pasen los chicos y se los roben. Ese era su placer, no era un hombre que se enfocara en guardar dinero, él todo lo que tenía lo daba.IC: ¿Tu papá era una persona estructurada tal como causaba la primera impresión que podíamos tener de él?SL: No, mi papá era un hombre común, por eso quise mostrarlo desde mi lugar, porque muchos pensaban que al ser escribano él era una persona muy estructurada con todo, pero no era así. Yo creo que logré el objetivo de mostrar cómo era realmente.IC: La última parte del libro son los escritos de tu papá que vos ibas pasando a máquina porque era lo que él quería dejar ¿Se podría decir que terminó escribiendo tu libro?SL: Si, yo escribía con él, lo pasábamos a máquina pero nunca llegábamos a completarlo, era algo que no podía faltar, porque lo tenía todo hecho, es algo que él había contado y yo agregué como lo viví desde mi lugar.