Leandro Luna -profesional del CONICET e integrante del Equipo de Investigación Arqueológica y Paleontológica de la Cuenca Superior del Río Luján- dialogó con el equipo de “Feria Americana” para brindar detalles del trabajo exploratorio que realiza en el antiguo Cementerio Sur de nuestra ciudad.IC: ¿Cómo surgió la idea de llevar adelante esta investigación?LL: Conformamos un equipo de trabajo con cuatro arqueólogos. Los integrantes son: Claudia Aranda, Sonia Lancelotti y Gabriel Acuña. Todos estamos motivados por un mismo tema que es conocer cómo era nuestro pasado en esta zona a partir de los restos materiales que las sociedades dejamos a través del tiempo. Sonia y Gabriel viven en Mercedes y hace ya unos cuantos años vienen trabajando en toda la zona. Tanto Claudia como yo estamos especializados en el estudio de los restos humanos y de todas las cuestiones mortuorias.Hace unos cuantos años dimos con el Cementerio Sur de esta localidad. En lo personal, hace tres décadas que visito San Andrés de Giles. Conozco el lugar desde que era chico y la verdad es que pude ver cómo se fue deteriorando con el paso del tiempo. Hoy en día el lugar está muy cambiado. Como arqueólogos, sentimos la necesidad de ayudar para que no siguiera dañándose y pudiera utilizarse como un medio para conocer acerca del pasado de Giles. Actualmente, incluso se entiende como un espacio turístico porque hay mucha gente que va por motu proprio a visitarlo y sacar fotos.A principio de este año oficializamos en la intendencia nuestra intención de contribuir en este sentido. Fuimos muy bien recibidos por un montón de personas de la Municipalidad y desde ese momento comenzamos a trabajar, todavía muy a pulmón y a cuenta gotas, para llevar adelante el proyecto.IC: ¿En qué consiste el trabajo que realizan en el cementerio local?LL: Por el momento, lo que hicimos hasta ahora fue realizar una evaluación sobre cuáles son los temas más prioritarios para trabajar. Hay muchas cosas que se pueden hacer para mantener este patrimonio. Una de las primeras cuestiones que nosotros detectamos es que en los últimos 10 años hubo algunas construcciones que se han venido abajo. Esto se debe a que crecieron algunos árboles encima y entonces el peso, sumado a la acción de las raíces, hizo que se derrumbara todo directamente. Esas son manifestaciones arquitectónicas muy importantes porque dan cuenta de cómo se construía en esa época, desde 1870 a 1910, y cómo se entendía la muerte en ese momento. Una de las primeras cosas que estamos tratando de afrontar es el hecho de mantener las estructuras como están y tratar de que no se destruyan aún más. Esto implica realizar un estudio de impacto para ver el estado de las construcciones una por una.IC: ¿Tienen una noción acerca de cuántas estructuras hay?LL: Lo primero que hacemos los arqueólogos cuando llegamos a un lugar es realizar un mapeo. Ahí tomamos todas las dimensiones e hicimos un croquis bastante detallado para saber dónde están ubicadas las bóvedas y los nichos. Nosotros contabilizamos un total de 21 nichos más lo que se llaman las “nicheras”.IC: ¿Quién financia este tipo de investigaciones?LL: Como arqueólogos e investigadores, podemos pedir subsidios a la Nación para llevar adelante estas actividades. Como este proyecto puntual es muy nuevo, todavía no logramos obtener una contribución del Estado. Sin embargo, tuvimos algunas reuniones con el intendente, que se mostró muy interesado. En este momento estamos tramitando la posibilidad de obtener ayuda para hacer una campaña arqueológica más grande.IC: ¿Qué podemos saber sobre el modo de vida en épocas anteriores a partir de un cementerio?LL: Un montón de cosas realmente. Por ejemplo, cómo la gente de esa época se relacionaba con la muerte. Esto podemos detectarlo a través de la importancia que le daban a la construcción de bóvedas y nichos. Un objetivo más a largo plazo es excavar y conseguir algún cuerpo que fue inhumado en esa época con el fin de hacer un estudio más detallado de esos esqueletos. Los huesos humanos son fuente inagotable de información. Está documentado que este cementerio fue fundado principalmente como consecuencia de una epidemia de fiebre amarilla y también por casos de cólera. Nosotros podemos hacer investigaciones para determinar si efectivamente las personas inhumadas en ese lugar murieron por estas causas o por otras. Leyendo material de la época, dimos con informaciones que especificaban que en ese entonces había ordenanzas que determinaban la mudanza de los cuerpos al actual cementerio. Al charlar con personas del lugar, nos enteramos de que el cementerio estaba totalmente completo cuando dejó de usarse, así que en algún momento intentaremos recuperar algún esqueleto.IC: ¿Qué van a hacer con los resultados pertinentes de la investigación?LL: Uno de nuestros principales objetivos es la divulgación de estos temas en publicaciones científicas dentro y fuera del país y también en presentaciones de congresos especializados. Sin lugar a dudas vamos a trabajar en eso en los próximos años. De todas formas, dentro de este grupo de trabajo vemos fundamental hacer devoluciones a la comunidad local. Cuando estamos en el cementerio, muchos se acercan para hacernos preguntas y nosotros somos muy abiertos en ese sentido. Nos parece muy importante la transferencia de información para preservar este patrimonio.