Lucía “Pocha” Dinardi, docente de nuestra ciudad, asegura que fueron miles los niños que pasaron por sus aulas. Desde joven conoció su vocación y la abrazó con todo cariño y responsabilidad. “Fue lo que hice toda mi vida y siempre digo que lo volvería a elegir”, confiesa. “Es como dijo Serrat, se hace camino al andar”.“Me di cuenta que enseñar era mi vida, me gustan los niños, el ambiente escolar, y a lo largo de mi carrera coseche muchas compañeras y amigas”, explica. Además asegura que “no hay en el mundo un cariño tan grande, puro y sincero como el de los niños”.Después de 65 años de entrega total a la docencia, Pocha solo asiste a la escuela para visitar a sus compañeras y compartir unos mates. Antes de jubilarse, cuenta que siempre anunciaba “el año que viene dejo” pero llegaba el momento de comenzar las clases y ya tenía listo su guardapolvo. “me sentí triste al alejarme de la escuela, pero a la vez confortada porque tenía a mis hijos, nietos y bisnietos esperándome, y no hay cosa más hermosa en la vida que la familia”, explica.El año pasado al jubilarse, sus compañeras y familiares la sorprendieron con una fiesta única e inesperada: “Fui al salón con la expectativa de ir a comer unas pizzas y me encuentro con un grupo enorme de gente, incluyendo mis nueras, que son las hijas que no tuve, mis nietos, y mis amigas de la guardia vieja, como les digo yo a mis compañeras”.Ella sigue radiante y confirma: “si hoy me dijeran tomá una tiza, entra al salón, yo me voy a dar clases, porque es mi vida”. A las docentes de hoy, les recomienda trabajar “con vocación y todo el cariño que puedan dar, no lo hagan por hacerlo, denle a los chicos todo lo que necesitan, no se olviden que la escuela es el segundo hogar, y en muchos casos el primero”. “Si los alumnos están tristes, hay que ayudarlos, y si están alegres hay que alegrarse con ellos”, afirma.Actualmente continúa enseñando a sus nietos y bisnietos dos veces por semana y confiesa que aún tiene ganas de continuar estudiando matemáticas o algún idioma. “Todavía no me decidí, pero quiero instruirme para mí, para no estar estancada”