San Andrés de Giles, AR
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Deporte

Aventura transandina para un grupo de gilenses

Andrés Sanucci y Marcelo Casas, dos de los cinco gilenses que corrieron El Cruce Columbia 2017.
Sabido es que el running hace ya varios años que viene sumando cada vez más fanáticos en nuestro país que se unen a esta disciplina que se trata básicamente de correr. Pero también, como se ha desarrollado en la edición N° 4 de este periódico, tiene distintas variantes y estilos: una de las que más destacadas es, sin dudas, el trail running, que consiste en correr “fuera de pista”, por senderos de montañas, caminos secundarios, cruzando ríos y arroyos, con elevaciones y descensos. Dentro de este tipo de carrera, el Cruce Columbia es una de las más importantes y tiene como objetivo cruzar la cordillera de Los Andes, uniendo Argentina y Chile, en una distancia de más de 100 kms., divididos en 3 etapas. El recorrido cambia todos los años, pero lo que no varía es el excepcional marco geográfico que lo rodea.La primera semana de febrero se realizó la 16° edición de la carrera y, al igual que el año pasado, San Andrés de Giles estuvo representada por un grupo de deportistas que, si bien competían individualmente, dejaron muy bien parada a la ciudad:     Verónica Quevedo, Andrés Sanucci, Marcelo Casas, Marcelo Marano y Marcos Dubois fueron los atletas que partieron el miércoles 1 desde Río Manso, en Chile. Allí emprendieron su aventura por la Cordillera de Los Andes, cruzando por el Paso Fronterizo El Manso, hasta llegar, dos días después, al Cerro Catedral, en Bariloche.El sábado 4 por la mañana, una vez que la competencia había finalizado, Feria Americana, el programa radial producido por Infociudad que se emite de 9 a 13hs. por FM Vall, se comunicó con los corredores locales para conocer sus sensaciones acerca de la carrera. Sanucci, que hacía su debut, aseguró que “fue una experiencia única, no se compara con ninguna otra carrera de alturas, ya que tiene esa convivencia con los corredores; la mayoría lo hacemos por un desafío personal, para estar en contacto con la naturaleza y con otras personas, conocer nuevos paisajes, con valles y lagos que lo hacen increíble, no hay palabras para explicarlo”. Además, agregó que una vez que terminó la carrera “se siente mucho cansancio y, a medida que estas llegando al final, se te cruzan muchas cosas por la cabeza, como la familia, los amigos y los compañeros que te apoyaron en todo momento, los entrenamientos previos que valieron tanto la pena; son carreras muy largas, con etapas de 4 a 6hs., así que hay tiempo para pensar y disfrutar”.El Cruce Columbia tiene la particularidad que no sólo hay que correr por la montaña, sino que también se acampa en ella para pasar la noche y arrancar al otro día una nueva etapa. En esta edición, el campamento fue en el Lago Mascardi, donde comieron y durmieron todos los corredores. El segundo día fue la parte más dura, que finalizó en el Lago Gutiérrez, hasta llegar a la tercera etapa que finalizó en la base del Cerro Catedral.Casas, por su parte, también se mostró “cansado pero con satisfacción” y dio una explicación de cómo es el entrenamiento previo: “lleva un año u 8 meses la preparación, hay que ir acumulando fondos pequeños por semana, hay que trabajar cuestas, escaleras e ir al gimnasio, además de hacer ejercicios para fortalecer el tobillo, ya que no es lo mismo que correr en suelo plano; hacemos alrededor de 50/60 kms. semanales”.La prueba contó con la participación de aproximadamente 1500 corredores de 25 países distintos, lo que la convierte en una atracción irresistible para quienes aman la aventura y están dispuestos a enfrentar 3 días corriendo y viviendo en medio de las montañas, soportando todas las dificultades que ello implica.Marano, que es un habitué en este tipo de carreras, relacionó la competencia con su profesión, la fotografía, y expresó que “es una constante estar en paisajes fabulosos, es una sensación única: por ahí llegas a mitad de montaña y te encontrás con lagos y volcanes que son increíbles”. También sostuvo que “es una carrera muy dura, porque es subir y bajar constantemente, es una exigencia muy grande para todo el cuerpo y no es para principiantes, sino que es para personas que tienen que tener muy bien el objetivo planteado”.En cuanto a la posibilidad de compartir El Cruce Columbia con otros gilenses, Marano destacó que “es una maravilla, porque es un grupo excepcional, estábamos constantemente ayudándonos, sabíamos que contábamos también con el apoyo de la gente de Giles, familiares y amigos, y eso en los momentos duros arriba de la montaña se siente un montonazo, y hasta te emocionás y se te caen un par de lágrimas sentidas”.El running, en cualquiera de sus variantes, cada vez suma más adeptos. En este caso, como es El Cruce Columbia, el correr en la montaña, pasar de un país a otro por medio de paisajes fascinantes y convivir con gente de todas partes del mundo aunque sea por 3 días, acaso debe ser todavía mucho más enriquecedor y beneficioso para una persona. Bienvenido sea si sirve para instalar los valores que contaron los corredores locales que tiene que haber en este tipo de competencia: compañerismo, amistad, pasión por el deporte y sentido de pertenencia por la ciudad que uno habita.

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