El organismo tiene un porcentaje de agua en una cantidad variable, dependiendo del sexo y la edad. Cuando esa retención afecta especialmente al espacio intersticial (líquido que circula entre las células de los tejidos), aparecen los edemas.Ese desborde de líquido puede responder a factores físicos o químicos, desde un incremento de la pasión intravascular en la circulación de retorno, hasta un incremento de permeabilidad de la pared vascular o un descenso en los niveles de moléculas que mantienen el líquido intravascular (proteínas). Este edema se puede apreciar localmente como sucede en las extremidades inferiores o bien como una sensación de hinchazón generalizada (manos, abdomen).Los edemas son un signo que aparece en muchas enfermedades y se manifiesta como una hinchazón de tejidos blandos debida a la acumulación de líquido en el comportamiento intersticial. Surgen si se produce un desequilibrio entre las fuerzas que regulan el paso del líquido de un comportamiento a otro. Si el paso de agua es abundante del comportamiento intravascular al intersticial, aparece el edema.
El aumento de presión dentro de los vasos: por ejemplo, en la trombosis y flebitis de las venas, en las varices y en la insuficiencia cardíaca.
El descenso en la cantidad de proteínas o partículas osmóticas que tienen a retener agua en el comportamiento intravascular. La disminución en los niveles de proteínas se debe a una mala alimentación, a una alternación en la formación de proteínas en el hígado, como en la cirrosis, o a la perdida de proteínas por el riñón.
La alternación en la permeabilidad de la pared de los vasos. Si se lesionan, por una inflamación, quemaduras, alergias o falta de oxígeno se favorece el paso de líquido.
La obstrucción de los vasos linfáticos, que son los encargados de recoger el remanente de líquido que pasa al espacio intersticial por infecciones, inflamaciones, etc.
La combinación de varios factores precios.
La acumulación de líquido es más evidente en las regiones del cuerpo donde abunda el tejido laxo como son los tobillos, los parpados y la zona sacra. La piel sobre la zona hinchada puede estar estirada o brillante.Si se presiona con el dedo deja una huella que desaparece lentamente. Los edemas pueden tener una distribución local (tobillo o pierna), regional (toda una extremidad) o generales. Los edemas inflamatorios, en contraste con los demás, son dolorosos, calientes y rojizos.Soluciones naturales
Controle el consumo de sal. Ya no solo la que le agrega en la elaboración de comidas sino la que viene escondida en productos elaborados y procesados.
Reemplace la sal de mesa refinada por sal de mar. Utilice hierbas aromáticas frescas cuando cocine y verá que no necesita añadir tanta sal.
Varias veces al día, eleve las piernas durante 15 minutos. También puede mantener las piernas ligeramente elevadas durante la noche. Esta sencilla acción favorece el drenaje del exceso de líquido.
Aplíquese masajes en la zona hinchada y que sean ascendentes ayudan a reducir los edemas. Se pueden hacer dos veces al día con un aceite base al que le agregue unas gotitas de un aceite esencial.
Los cambios de temperatura también son beneficiosos para la retención de líquidos. Termine las duchas con agua fría y haga movimientos circulares ascendentes desde el pie hasta la cadera. También puede poner agua con hielo en un recipiente e introducir los pies durante 15 minutos.
Nota seleccionada del periódico OK Salud y publicada en la última edición impresa de Infociudad.