Cuando me enteré que Dardo Dorronzoro nació en San Andrés de Giles, me sorprendí por no conocerlo y le reproché a la escuela no habérmelo presentado antes. El reconocido escritor nació en el seno de una numerosa familia socialista que a causa de las presiones ideológicas terminó instalándose en Luján cuando Dardo era un niño. Allí se convirtió en herrero por las mañanas y en poeta de tarde.En la vecina localidad Dardo se desarrolló como escritor y periodista. Publicó “La nave encabritada” y “Una sangre para el día” y colaboró en varias publicaciones en los diarios Alberdi de Vedia, El civismo de Luján y La Gaceta de Tucumán.Fue desaparecido el 25 de junio de 1976. La brigada denominada Bruno Genta, que actuaba en la zona desde marzo de aquel año, lo secuestró de su casa. Conformada por personal del Regimiento 6 de Infantería de Mercedes, esta brigada amenazó y raptó a una decena de militantes lujanenses. Aquél día que caminó entre fusiles, no era la primera vez. Meses antes ya había sido arrancado de su taller en el barrio La Loma por el mismo grupo de militares que lo torturó y liberó luego de un tiempo.El día de su desaparición escribió algo, que encontraría su esposa Nelly más tarde; como presagio de lo que vendría:“Desde hace tiempo siento la amenaza/ de este viento sobre/ la luz de mi lámpara, sobre esa luz que apenas/ me alcanza para no perderme/ entre las garras del mundo, entre los dientes/ de esa inmensa muchedumbre de lobos en la sombra”.En sus años de juventud Dardo comenzó a militar junto a los fundadores del Partido Comunista en Luján. Sus viejos compañeros recuerdan las reuniones durante horas en su taller conversando. Osvaldo Caldú, amigo y compañero expresó a El Civismo en una entrevista: “Encontramos en Dardo al maestro, al compañero y al amigo que entre poesía, literatura y una práctica política de alto compromiso con los más necesitados, nos marcó el rumbo hacia un mundo más justo”.Durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, la casa de Dardo se convirtió en cuna de resistencia. Allí se reunían amigos, compañeros y artistas para presentar ciclos de cine, compartir lecturas y debatir sobre la vida en una ciudad amenazada.En septiembre de 1987 se publicó “Viernes 25”, selección de poemas de Nelly Dorronzoro, eterna compañera de Dardo. Jorge Boccanera, reconocido poeta y periodista argentino, se encargó del epílogo y recordó al poeta herrero:“Las palabras limpian el aire. La puerta de hierro forjado aguarda y comunica: el herrero de enormes bigotes hace una puerta para todos, y todos, cada uno, llevamos una puerta para que no haya olvido, para que circule la esperanza. Empecinadamente.”Osvaldo Caldú fue el principal impulsor del monumento en homenaje a Dardo que se encuentra en Lujan. La obra se llama “Puño que reclama justicia” y está construida en hierro, el noble metal que trabajaba en su taller, a dos cuadras de la rotonda que lleva su nombre, ubicada en Fray Manuel de Torre y Luis Gogna.En abril de este año se inauguró uno de los monumentos más bellos que tiene hoy Luján. Representa un yunque del que emerge un puño apretando con fuerza un bolígrafo, haciendo referencia a su famoso poema “Declaración jurada”.Los versos de Dardo hablan en idioma de trabajador, de hombre común que se desloma a diario. Pese a las trágicas condiciones que enfrentó en su vida, su obra apuesta por la profundidad de una vida sencilla por encima de la malicia del poder. Desde su prosa, intentaba aportar a la generación un discurso transformador utilizando figuras recurrentes en su trabajo como un pájaro, un hombre libre, un jardín y la compañía de los seres queridos.
DECLARACIÓN JURADANo es solamente la luna, ni el rocío, ni la luz celeste de los pájaros.Puede también ser una alpargata vieja, toda agujereada, toda casi muerta, después de andar fábricas, andamios, o duros y calientes caminos de noviembre.No, no necesariamente, todo lo poético, debe ser bello.Yo he visto horribles chicos grises, como la tierra, comiendo tierra, yo los he visto ahí, con sus andrajos y su mugre, reptando, y los he tocado, acariciado su piel y convertido en ángeles, en mariposas, en viento de septiembre.Porque todo, antes de ser poesía, debe pasar por mi corazón, darlo vuelta con el grito para arriba, colocarlo para el alba, cara al cielo.Todo debe pasar por mi sangre, por mis huesos, por mi respiración, por el corazón de mi sangre.Pues, yo soy un poeta, no un hacedor de versos bonitos.Yo soy un poeta, que ama a los que no tienen amor ni pan, a los que se van, sin haber llegado, a los que, a veces, sonríen, a los que, a veces, sueñan, a los que ,a veces, les crece un fusil en las manos, y salen a morir por la vida.En suma: yo he sido, soy, y seré un poeta revolucionario.Sobre mi tumba, verán florecer un puño.
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