Las autoridades de los clubes locales Social y Frontón están trabajando para unir ambas instituciones. El objetivo es dar origen a una nueva entidad social y deportiva en el corto plazo.“¿Cómo se hace un club nuevo?”, se cuestiona el personaje encarnado por Darín hacia el final de la película argentina “Luna de Avellaneda” -donde se narran ciertas vicisitudes que atraviesa la institución barrial homónima al film-. Salvando las distancias, muchos se preguntarán esto mismo acerca de lo que actualmente atañe a los clubes locales Social y Frontón. Como se hizo público en los últimos días, ambas organizaciones gilenses están en tratativas para fusionarse y conformar una nueva entidad.La idea -que se gestó aproximadamente cuatro meses atrás- ya está avanzada y los referentes de ambas partes se encuentran trabajando al respecto. El viernes 28 de octubre se realizó una asamblea extraordinaria en el predio del Club El Frontón con el objetivo de poner en consideración el proyecto de unión de las instituciones. Bajo la atenta mirada de los socios, la Comisión Directiva comunicó la propuesta que tiene como base potenciar el aprovechamiento de las instalaciones y recursos de ambos clubes. Por unanimidad, se aprobó la autorización para darle curso a las negociaciones relativas a la futura unión de las dos organizaciones. Fuentes cercanas al Frontón aseguran que la fusión es prácticamente un hecho y estaría en vías de concretarse antes de fin de año. Cabe destacar que se dará de baja tanto la entidad del Social como la del Frontón y se creará una nueva institución con el patrimonio de ambos clubes.De las opiniones intercambiadas en el encuentro frontonero surgieron los siguientes puntos: en caso de que se concrete la unión,  continuarán las actividades deportivas que dieron origen al club, se sumarán y/o recuperarán otras; se conformará una nueva Comisión Directiva; y se mantendrán -en la nueva denominación del club- los términos “Deportivo” y “Frontón”. Por su parte, se prevé que el Club Social organice una asamblea para poner en consideración los detalles del proyecto.La fusión de la organización con sede en Camino de las Tropas -que este año celebró su 37º aniversario- y del Club Social -entidad con más de 100 años de historia local-  será una apuesta interesante. Se trata de dos espacios institucionales con camino recorrido. Por un lado, el club más añejo, caracterizado por aquellos años 60 de esplendoroso “papi fútbol”, donde verano tras verano familias enteras de nuestra localidad y de partidos vecinos se daban cita obligada para disfrutar del folclore del deporte compartido. Y por el otro, la organización frontonera que cuenta con más de 1.100 socios y con un sólido desarrollo institucional y deportivo tanto en fútbol como en hockey.Como se suele decir, detrás de cada crisis o cambio hay una oportunidad. En este caso, la oportunidad es para el Social, para que esa “época dorada” del club, caracterizada por logros en disciplinas como fútbol, ajedrez y vóley, se reactive. También para el Frontón, para que, de la mano de una entidad con trayectoria siga profundizando su función social y deportiva en beneficio de nuestra comunidad. Y, por último, para la nueva asociación que se conforme, para que sea el fiel reflejo de los valores y el espíritu del club entendido como inequívoca institución popular.“¿Cómo se hace un club nuevo?”, se pregunta Darín en “Luna de Avellaneda”. “Habrá que averiguarlo”, le responden a él por ahí. En Giles, los referentes de Social, Frontón y la sociedad toda también tendrán el desafío y el compromiso de averiguarlo en conjunto.Yo digo – por Pepín LiendoCuando sueño el futuro de mi pueblo lo veo feliz, dirigido por mentes preclaras, inspiradas por el interés general de sus habitantes, con espíritu apasionado, desprovistos de prejuicios y egoístas intereses individuales o partidarios.Veo una comunidad unida, con el fin de concretar proyectos virtuosos.Veo instituciones intermedias; sociales, deportivas, culturales, artísticas, transformadas en bastiones inexpugnables en las cuales, todos atesoramos los principios esenciales del desarrollo humano.Veo asociaciones centenarias aparentemente paralizadas por alguna coyuntura histórica, que mantienen latente la esperanza de que nuevas generaciones trabajen para acrecentar su gloria, para re significar su historia, para honrar sus colores, su identidad y su nombre… para preservar sus bienes materiales, revalorizándolos en honor de sus abnegados y laboriosos dirigentes que los soñaron haciéndolos realidad, al conjuro solidario de toda la comunidad.Veo instituciones jóvenes, vitales, en expansión, convencidas que la “unión hace la fuerza” imbuidas de un profundo sentimiento ético, que propugnan la amalgama con aquellas viejas sociedades para volar tomadas de la mano en un cielo fértil de proyectos.Veo dirigentes inspirados; estudiando las formas jurídicas de novedosas contratos asociativos (como los consorcios de cooperación, regulados por el Código Civil y Comercial de la Nación) para que esas uniones, necesarias, sean fuentes de energía, que le permita a cada entidad, fortificar su identidad, lejos de fórmulas que conlleven a su desaparición, tan lastimosa… como inútil… como deshonrosa.Veo a “Tito”, con Don Armando, a “Cacho” con Marcelo y a muchos más, cada uno embanderando con los colores de sus amados clubes, tirando para el mismo carro; el del trabajo conjunto, siempre por el bienestar de la comunidad… que así sea.