Gracias a la idea de la EES Nº 5, Villa Espil tomó otro color. Tanto la comunidad educativa como los vecinos fueron partícipes de un proyecto para realizar una pintura mural en el paredón de la autopista lindero a la localidad. Infociudad dialogó con los protagonistas de la original propuesta. “La iniciativa surgió desde la escuela secundaria, al ver el gran murallón de la autopista que pasa por la localidad. Pensamos qué se podía hacer y salió la idea de producir un mural. Al principio parecía una locura porque es muy grande, tiene 180 metros de largo, pero se lo comunicamos a los chicos y ellos se prendieron enseguida con el proyecto”, detalla Daniela Perucho, Profesora de Arte que se desempeña en la Escuela de Educación Secundaria Nº 5 de Villa Espil.Tanto Candelaria Pedretti, quien es la directora de la institución, como Daniela coinciden en que se trata de una gran labor en equipo. A partir de marzo de este año, se trabajó con los chicos de cada curso para llegar a un consenso acerca de qué les gustaría plasmar en el mural. En esta instancia, también tuvieron su participación vecinos y estudiantes del nivel primario. Mientras que los más grandes optaron por mostrar aquellas cosas que identifican a la localidad -como el molino de Villa Espil, el almacén tradicional del lugar y el colectivo La Isleña-, los más chicos prefirieron incluir dibujos animados. Con esta información, los alumnos de secundaria comenzaron a trabajar en los bocetos. La idea fue proponer actividades dentro de las distintas asignaturas para colaborar con el proyecto. Como destaca Pedretti, en Matemática los chicos resolvieron el tema de la cantidad de pintura a usar en relación a las medidas del mural y gracias a Prácticas del Lenguaje redactaron las notas para pedir los permisos necesarios a las autoridades. “El trabajo más arduo es el que se hace previo al mural: armar el boceto, ponerse de acuerdo acerca de cómo se va a dibujar y a pintar. En cuanto al fondo, opté por que fuera celeste para que se mimetizara con el cielo y que las imágenes que se eligieron flotaran ahí adentro”, cuenta Perucho.El 9 de septiembre llegó el momento de darle al murallón las primeras pinceladas de color. Durante casi tres semanas, los 70 alumnos del nivel secundario dibujaron a mano alzada lo que habían plasmado en los bocetos. El proyecto incluyó a todos: los alumnos de la escuela primaria colaboraron para pintar y los chicos de jardín dejaron las huellas de sus manos en el muro. “Más allá del mural, lo importante es la unión de la comunidad, las familias y la escuela. Queremos que los chicos vivan la importancia del trabajo cooperativo, en equipo, donde todos somos necesarios”, resalta la Directora. En relación a estos 6 meses de trabajo, Facundo Vignau, estudiante de nivel secundario que participó en el proyecto, rescata el compañerismo que se generó para llevar adelante la idea y lograr el objetivo. Por su parte, Graciela, mamá de Facundo y cocinera de la escuela, cuenta con orgullo: “Veo a los chicos con mucho entusiasmo y compromiso. Este proyecto le dio vida y otra vista a Villa Espil”.Queda en evidencia que las gratificaciones de esta iniciativa son numerosas. Tanto la colaboración espontánea y desinteresada de los vecinos para pintar, prestar escaleras y baldes, como la acción mancomunada de los chicos seguramente permanezca grabado en la memoria de muchos. “La experiencia de hacer un mural involucra un montón de cosas y específicamente labor en grupo, que tanta falta le hace a nuestra realidad. Acá vimos que es posible el trabajo cooperativo, de todos para uno y uno para todos”, reflexiona la Profesora de Arte, quien concluye con otra idea inspiradora: “A veces uno como docente no sabe qué pasa con su vocación o duda de eso porque los alumnos están difíciles. Sin embargo, con estos proyectos los chicos te dan un sacudón. El tema no está en los chicos sino en los grandes que no sabemos incentivarlos o quizás no estamos motivados para animarlos. Cuando les proponemos un trabajo así ellos lo hacen propio, dan todo y se involucran en cuerpo y alma”.