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Panorama del sector porcino

El gilense y médico veterinario Wilson Bava -quien se desempeña como Jefe de Servicio de Inspección Veterinaria para SENASA en un frigorífico de San Antonio de Areco, además de trabajar como asesor porcino para productores de la zona- conversó con Infociudad acerca del panorama del sector porcino. Conocé los detalles y las perspectivas de la mano del joven profesional.IC: ¿En qué se basan tus tareas como asesor de productores porcinos?WB: Junto con Mariano Giordano, ofrecemos un servicio técnico y comercial a productores de Giles y de los alrededores. Nos encargamos de la venta de insumos, de medicamentos y de alimentos. Además, nos dedicamos al asesoramiento que implica el manejo de una granja, llevar a cabo un plan sanitario y lo que refiere a la venta de animales. Mayormente trabajamos con pequeños y medianos productores, que son los que predominan en Giles. Acá hay sólo tres o cuatro granjas grandes. Una de ellas tiene hasta 500 madres.IC: En relación a los precios actuales de la carne vacuna, ¿notás que esto puede implicar una oportunidad para que se incremente el consumo de carnes alternativas, como la de cerdo? WB: En el último tiempo se produjo un boom del cerdo. En nuestro país, hace 3 o 4 años, se consumían 7 kilos de carne de cerdo por año, por persona. Hoy esta cifra asciende a 15 kilos. La diferencia de precios entre los cortes vacunos y las carnes alternativas desde ya que es notoria. El pechito de cerdo, por ejemplo, lo podés conseguir a $70 u $80, mientras que el asado está a $140 aproximadamente. La gente opta por consumir carne porcina. También son cada vez más las carnicerías que ofrecen cortes de cerdo, además de los dos locales exclusivos que hay en Giles para la venta de este tipo de carne.IC: Más allá de las buenas previsiones respecto al incremento en el consumo de la carne de cerdo, ¿cómo repercute en el sector la quita de retenciones a los cereales y la creciente importación de carne?WB: El sector actualmente atraviesa varios problemas. Además de la suba en las tarifas, la quita de retenciones al maíz y a la soja también repercute en los costos de producción. El 80% de los gastos de una granja de cerdos pasa por la alimentación de los animales, que se da principalmente a través de estos granos. La quita fue tan grande que los precios aumentaron muchísimo de golpe. En 2015 se pagaba $800 la tonelada de maíz y hoy el precio es de hasta $2800. Mientras que la soja el año pasado costaba $1500 la tonelada, hoy se consigue a $4200. Prácticamente se triplicaron los valores de la tonelada de los cereales.Otro de los asuntos es el ingreso de mucha carne importada a un precio muy barato, principalmente de Brasil, Dinamarca y Chile. Brasil es el tercer productor y exportador del mundo. Dinamarca es considerada la cuna de la genética porcina. Desde Chile también se importa mucho. El inconveniente es que allá circula una enfermedad exótica denominada Síndrome Respiratorio y Reproductivo Porcino que no existe en Argentina. De todas formas, desde SENASA se emitieron comunicados donde se anuncia que se están llevando a cabo todos los controles para asegurar que la carne que ingresa no esté infectada.A su vez, el precio del capón, del animal en pie, es igual al del año pasado. El productor la está pasando muy mal porque ve que sus gastos se incrementan y no tiene con qué paliarlos. En la zona de Chacabuco hubo una panfleteada para incentivar el consumo de carne local y evitar la compra de cortes en las grandes cadenas de supermercado, que por lo general venden carne importada. Los productores se movilizan porque notan que los costos que tiene una granja son muchísimos más grandes que los del año pasado.IC: ¿Cómo ves la situación de los productores porcinos en San Andrés de Giles y qué alternativas recomendás para sortear los problemas actuales en torno a productividad y rentabilidad?WB: En Giles ya hay un caso de una granja donde sus dos socios vendieron las 30 madres que tenían. En Mercedes también pasó que unos jóvenes emprendedores, a punto de recibirse de Ingenieros, debieron cerrar la granja. Su trabajo implicaba invertir plata y esfuerzo y no ganar nada a cambio. Da tristeza ver eso.Considero que una alternativa para afrontar esta situación es cambiar la forma de alimentación de los animales, con la supervisión de especialistas. Además de cereales, se pueden utilizar subproductos como suero o alimento balanceado. Otra opción es vender lechones y no hacer el engorde del capón, que implica más tiempo de crianza. Se espera que entre octubre y noviembre el precio del capón en pie aumente. En ese entonces, se va a notar la falta de animales por el cierre de granjas y esa es la época donde los grandes frigoríficos salen en búsqueda de cerdos para producir fiambres.Wilson -que está a punto de comenzar una especialización en Inocuidad y Calidad Agroalimentaria en la UBA- finaliza con esta idea: “se trata de perseverar hasta que la situación mejore. Este es un rubro que implica un esfuerzo grande de trabajo, todos los días, todo el año. A pesar de las circunstancias, considero que es un campo laboral en donde hay mucho por hacer”.

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