Un vecino de San Andrés de Giles se levanta a las seis de la mañana para ir a trabajar. El frio que hace afuera es el mismo que se siente dentro de su casa. El gas natural no llega donde vive, el agua corriente tampoco. Abre la puerta, y la oscuridad de la mañana lo abraza. No hay ninguna luz en su calle., que es prácticamente de barro. Cada vez que llueve tarda una semana en secarse y resulta imposible transitarla. Ni para salir, ni para volver.Esta rutina diaria la comparten todos los vecinos del barrio “El Esfuerzo”. La entrada principal se corona con un conteiner desbordante de basura, que según los habitantes del lugar, es usado por comercios de la zona que tiran sus desechos a metros de sus casas.En 2010, a través del Programa Nacional del Instituto de la Vivienda, se funda el Barrio de Autoconstrucción, denominado por ellos mismo como “El Esfuerzo”, por el sacrificio que les llevó levantar sus casas con sus propias manos. Los terrenos fueron donados por Vialidad Nacional al Municipio. En un principio se realizaron once loteos para recibir, en su mayoría, a familias que fueron desalojadas de la estación de trenes. Tiempo más tarde el resto del predio fue ocupado informalmente. Según los vecinos, la municipalidad les dio el visto bueno para instalarse siempre y cuando respetaron la planificación oficial pensada para el lugar. Esta aprobación no significaba ningún tipo de ayuda, ni en los materiales, ni en la construcción.A pesar de la legalidad del barrio, éste carece de la instalación de agua corriente, luz eléctrica y desagüe pluvial, lo que además provoca dificultades para el secado y la circulación de las calles. Las vecinas del barrio que nos recibieron ilustraron la complicada situación con el ejemplo de una familiar embarazada. “Mi cuñada tiene parto programado el miércoles y no sabemos cómo va a hacer. Para algunos controles la tuvimos que ayudar a salir entre las dos “, menciona.Sin encontrar respuestas se siguen preguntando qué pueden hacer los días que se descompone alguien o se enferma algún nene. “Estás a la intemperie”, afirman. Cuando llueve no pueden llevar los chicos al colegio porque llegarían todos embarrados. “Los asistentes sociales nos juzgan y creen que es para quedarnos a dormir pero no se puede transitar ni siquiera con un auto”, explican. Además aclaran que por la mañana, con roció, llovizna y oscuridad total no se secan las calles. “Los chicos que trabajan a las 6 de la mañana se tienen que ir sin luz por el barro, con o sin botas”, concluyen.La ausencia de zanjas agrega otro problema a la situación de lluvia: “Si hacen dos cuadras para dentro del barrio sigue habiendo más agua adentro de las casas que en las calles”. Son pocas las que están altas, las demás se inundan con frecuencia. “La mayoría de la gente pierde lo poco que tiene, los muebles se arruinan”. Como ejemplo, relataron la inundación que tiempo atrás sufrieron varios sectores de la ciudad: “A nosotros nos dejaron sin calle para que corra el agua estancada del Barrio Gracias a Dios”. Mediante la excavación de “una zanja tremenda” lograron trasladar el problema a El Esfuerzo. “Cuando les preguntamos cómo íbamos a salir nos ofrecieron una madera sobre el zanjón de la ruta para que pase la moto”, recuerda indignada.Algunos vecinos extraen agua de pozo, otros tienen que abastecerse con una presión mínima que viaja cuadras enteras para llegar a sus casas. “En verano es una odisea tener agua y nos turnábamos para poder usarla”.Actualmente esperan la instalación oficial de luz eléctrica. Los cables de las instalaciones provisorias están al alcance de la mano, significando un gran peligro para los habitantes. Sin embargo el municipio no establecerá el tendido eléctrico hasta que se desocupen las cuatro casas construidas sobre Rawson para poder abrir la calle. “Nos dicen que hasta que ellos no se vayan no nos van a bajar la luz. Nosotros no podemos hacer nada, son vecinos con necesidades, no nos vamos a poner en su contra”, aclaran. Los planos municipales incluyen una calle que atraviese y recorra El Esfuerzo y el ex-barrio tomado.