Desde hace años, toda graduación universitaria es sinónimo de festejos a “huevazos”. Esta costumbre ya es considerada un clásico y hasta una obligación ritualista en nuestra sociedad. Sin embargo, hay un grupo de jóvenes –entre ellos los gilenses Ana Clara Galcerán, Facundo Nascimbene, Juan Cruz Gómez y Marcelo García-, que trabajan para generar un cambio cultural desde la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) dependiente de la UBA.
El lema de la iniciativa, que funciona desde junio de 2015, es “Festejos responsables: recibite con un 10”. En relación a los objetivos del proyecto, Facundo Nascimbene comenta que la idea es crear concientización en la comunidad sobre el desperdicio de comida al momento de festejar una graduación. El propósito es claro: canjear alimentos por elementos de cotillón para celebrar el fin de una etapa de estudios. “Nuestra función es chequear que los alimentos que nos dan estén en buenas condiciones. Después los empaquetamos y se los entregamos a Red Solidaria. Ellos son los encargados de distribuir los productos a los hogares e instituciones que más lo necesitan”, cuenta Facundo.
Respecto a los resultados obtenidos hasta el momento, Sofía Caraballo -Subsecretaria de Bienestar Estudiantil- detalla que en 2015 se recaudaron más de tres toneladas de comida. Este año los logros continúan: a lo largo del curso intensivo de verano se juntaron cien toneladas de alimentos y actualmente están finalizando con éxito la campaña del primer cuatrimestre. Caraballo agrega que “el proyecto comenzó gracias a la gestión del Secretario de Bienestar Estudiantil, Federico Saravia, quien hoy es el Presidente del Consejo Económico Social de Buenos Aires, el Decano César Albornoz y el Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas. Si bien la FCE es la institución pionera en implementar esta práctica, actualmente la propuesta está en vigencia en la Universidad del Litoral, en la Universidad de La Plata y en la Universidad Nacional del Sur. A su vez, el proyecto ya se entregó al resto de las facultades de la UBA con el fin de que lo pongan en práctica. En la Facultad de Medicina y Derecho están en vías de aprobarlo. Esta acción forma parte de las políticas de responsabilidad social universitaria que sería interesante que se repliquen. La idea es dar a conocer cómo lo implementamos nosotros y contagiar a todas las instituciones”.
Al momento de recordar algunas anécdotas que vivieron durante este año de trabajo, Ana Clara cuenta: “muchas veces los familiares de los graduados se niegan a festejar con cotillón. Una mujer una vez me dijo que esperó durante años para tirarle un huevo a su hijo. Eso demuestra lo instalado que está desperdiciar comida. A pesar de eso, nos anima la devolución que tenemos de los vecinos y de las personas que se acercan a conocer la iniciativa. Mucha gente dona alimentos espontáneamente y hasta trae su propio cotillón para festejar. Nos damos cuenta de que el proyecto tiene gran aceptación y eso está bueno. Queremos que se difunda la idea y motivar a muchas personas más”.
Sofía finaliza con esta idea: “resulta claro que nuestro objetivo no es prohibir el festejo. Tampoco lo es recaudar alimentos. Es más, nuestra meta máxima es lograr que las personas traigan sus propios cotillones en lugar de comida. Festejar responsablemente implica un cambio cultural. Si bien el proceso es lento, trabajamos todos los días para eso”.