“…Si diez años después, te vuelvo a encontrar en algún lugar…”, cantaba un joven Andrés Calamaro en la mítica banda “Los Rodríguez” allá por la década del ´90. Diez años, una década, y muchas cosas que han sucedido desde aquel verano del 2006 en el que se desarrollaba en San Andrés de Giles la que hasta el momento es la última edición de la Fiesta Nacional del Chancho Asado con Pelo.¿Cómo no recordar aquellas noches en el Parque Municipal? Familias enteras con su respectivo equipo de mate o con su heladerita, grupos de amigos (adolescentes, y otros no tanto), turistas de todo el país y, porqué no, algún que otro curioso que justo pasaba por la Ruta 7 y de casualidad veía los carteles que promocionaban el festival, se acercaban desde muy temprano al lugar. Allí esperaban, ansiosos y con gran predisposición para recibir al público, los artesanos y los expositores, tanto locales como regionales; el entrañable Coco Orlando, encargado de organizar las carreras de autitos a piolín; y también las personas que integraban y/o colaboraban con las instituciones que tenían a cargos las cantinas. Además, quien quisiera podía dar un paseo en carruaje o disfrutar de alguna pulpería.Párrafo aparte para los asadores, quienes desde la primera hora de la mañana se ocupaban de que todo esté en condiciones para la llegada de las estrellas de la Fiesta: los chanchos. Cuando la tarde comenzaba a morir, vermú mediante, encendían los fuegos y se disponían a colocar los animales, de unos 120 kilos aproximadamente, en esa especie de horno hecho artesanalmente con chapas, con fuego arriba y ardientes brasas debajo. Era una escena imperdible, y más aún cuando los mismísimos asadores se acercaban y explicaban a los curiosos allí presentes los pasos a seguir para culminar con la cocción.La fiesta arrancaba muy temprano, pero para el show artístico había que esperar hasta la noche. A medida que las luces se iban encendiendo, la expectativa por ver en el escenario “Don Félix Paladino” a las grandes figuras que se presentaban durante la noche aumentaba. Resulta imposible no ponerse nostálgico al recordar el momento en que los fuegos artificiales indicaban el inicio de los números musicales.Los conductores del espectáculo tenían la dichosa tarea de presentar a los ballets de danzas folklóricas y a importantísimos artistas nacionales e internaciones, como por ejemplo el Chango Spasiuk, quien en esa última edición del 2006, tuvo la inédita fortuna de tocar a dúo con uno de los grandes embajadores argentinos por el mundo como es el acordeonista Raúl Barbosa. También recuerdo a otros artistas que han estado en las primeras ediciones del festival, como el local Adrián Maggi, el Dúo Coplanacu, el histórico León Gieco, Peteco Carabajal, Jaime Torres (“el del charango”), a los efusivos y alegres uruguayos de la reconocida murga Falta y Resto y al cubano Ibrahim Ferrer Jr. Claro que también había lugar para otros artistas, menos conocidos pero no por eso menos talentosos, que previamente se habían ganado su lugar en el escenario principal en los concursos del Pre-festival.La Fiesta Nacional del Chancho Asado con Pelo tenía un gran sentido de pertenencia. Era una fiesta “de la gente para la gente”, como rezaba su lema. Comenzó gracias a un grupo de amigos que, como cualquiera de nosotros, se juntaban semanalmente a comer y a tocar la guitarra. Fue en uno de esos encuentros donde surgió la novedosa receta del chancho asado. Bendito sea ese instante y ese día en el que ese grupo de amigos popularizó la receta, formó la primera Comisión Directiva y la llevó al Club Social, con el fin de colaborar con escuelas e instituciones de la ciudad, allá por el año 2000. Quizás sus organizadores no se imaginaron nunca lo que terminó siendo. O quizás sí. Y quizás fue ese el objetivo: llegar a tener en San Andrés de Giles uno de los festivales más importantes del país.No debo ser el único nostálgico. Debemos ser varios más. Somos muchos los que deseamos que vuelva la Fiesta del Chancho. La Fiesta que nos hizo aún más conocidos a los gilenses. La que permitió que la ciudad sea visitada por multitudes de otras localidades, de otras provincias e inclusive hasta de otros países. La fiesta nos hacía más visibles. Recuerdo que hasta Canal 7, el canal del Estado, la llevó a todos los rincones del inmenso país que tenemos. Desde el Río de La Plata hasta la Cordillera de los Andes. Desde Ushuaia hasta La Quiaca. Vaya si no tienen que estar orgullosos los organizadores de todo lo que han logrado. Y vaya si nosotros, los ciudadanos gilenses, no estamos orgullosos de ellos y de su creación.Hoy, poco más de diez años después de aquella última edición un tanto accidentada, climatológicamente hablando, muchos tenemos la nostalgia por la Fiesta que llegamos a tener en nuestra ciudad, pero por sobre todas las cosas tenemos la ilusión de que esa frase de la canción que cantaba Calamaro deje de ser eso, una mera frase dentro de una canción, y se concrete en un hecho real para volver a encontrar en Giles a la Fiesta que tan bien le hizo a la ciudad y a toda su gente.