El juicio por el femicidio de Cintia Cerrudo, asesinada delante de su familia en San Andrés de Giles, finalmente tiene fecha: comenzará el 1 de septiembre en el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 del Departamento Judicial de Mercedes. Luis Giunta Goyeneche (42), esposo de la víctima y padre de sus dos hijos, enfrenta una posible condena a prisión perpetua por el crimen que conmovió a la comunidad hace tres años y medio.
El caso, confirmado por TN, fue recordado con dolor por Mary Leonelli, madre de Cintia, quien relató los últimos momentos de su hija: “Jamás voy a olvidar sus gritos. La tiró al piso y la seguía apuñalando. Escuché los gritos y salí con un palo, pero él escapó. Ya no había forma de salvarla”. Minutos antes del ataque, ambas habían compartido unos mates. “¡Mami, me mata!”, gritaba Cintia mientras Giunta Goyeneche la apuñalaba. Sus hijos tenían 7 y 11 años en aquel momento, y presenciaron el ataque de su padre, quien terminó con la vida de su mamá.
El acusado está detenido desde el día del crimen, el 14 de diciembre de 2020, cuando tras matar a Cintia en el pasillo de la casa de Mary, intentó suicidarse en un vacunatorio cercano con el mismo cuchillo, pero solo logró heridas superficiales. La Policía lo detuvo y desde entonces permanece en la Unidad Penitenciaria N°5 de Mercedes.
El juicio, postergado dos veces por “cuestiones de agenda” (originalmente programado para junio de 2024 y luego para febrero de 2025), evaluará si Giunta Goyeneche es culpable de “homicidio doblemente calificado” por ser contra su cónyuge y por violencia de género. La condena, de confirmarse, será cadena perpetua.
Mary y Sergio, su marido, quedaron al frente de la crianza de los dos hijos más chicos de Cintia. “Thiago, el mayor de los varones, es el que más me preocupa. Hay días en los que duerme mucho y me dice que lo hace porque no quiere pensar. No quiero que se críe con rencor”, dice. “Leo, el chiquito, está mejor, pero tiene sus días. Sé muy bien el vacío que siente”.
“Yo estoy en pausa, como si la vida se hubiera detenido aquel día. Y siento también que nunca voy a tener una respuesta, un porqué. No sé qué se le pasó por la cabeza (a Giunta), pero quiero que pague lo que hizo”, reflexiona Mary, y cierra: “Vivo atormentada. Tomo pastillas para dormir y para la depresión. A mi psiquiatra siempre le pido lo mismo: que me enseñe a convivir con el dolor. Todavía no puedo”.