El vecino de nuestra ciudad Hugo Monsalvo acaba de regresar de una intensa travesía de 8 días en Chile, donde enfrentó lluvias, caminos convertidos en pantanos y desafíos físicos que pusieron a prueba su resistencia y espíritu aventurero. En una entrevista exclusiva con Infociudad, Hugo compartió los detalles de esta experiencia extrema, que lo llevó a recorrer senderos de dificultad media que, debido a las condiciones climáticas, se transformaron en un verdadero desafío grado 6.
Hugo, quien lleva más de 12 años recorriendo montañas, incluyendo los dos años de pandemia, tiene un historial impresionante: ha conquistado más de 38 cumbres, entre ellas el monte Kilimanjaro en Tanzania (5.891 msnm), el monte Denali en Alaska (6.190 msnm) y el Famatina en La Rioja (6.200 msnm). Sin embargo, una hernia de columna lo obligó a tomar un descanso y retomar poco a poco. “Por eso estoy empezando con senderos con poca altura para ver cómo me siento y poder fortalecer la musculatura”, explicó.
Esta última travesía en Chile no fue como la había planeado. “El trayecto que hicimos en Chile se salió de los planes, porque nos llovió 6 días de 10 y no nos quedaron días de descanso, así que la cosa se puso dura. Ese recorrido tiene una dificultad grado 3, pero se pasó a grado 6 por la cantidad de agua caída. Pero pudimos superarlo”, relató Hugo.
El recorrido comenzó en el retén Paso del León, cruzando ríos y montañas hasta el lago Vidal, Volcán Yates, y concluyó en el pintoresco pueblo de Cochamó, ubicado en la costa del Pacífico. A pesar de las adversidades, Hugo destacó la importancia de la experiencia: “La verdad que caminar en la montaña no es algo que se pueda explicar. Es algo muy personal. Cada uno lo vive de distinta manera. Tenés muchas horas para ver tu interior, tu propia persona, porque no hablás con nadie y solamente pensás en vos y en tu vida. Te planteás un montón de cosas y por ahí también te ayuda a decidir algún rumbo. Es muy gratificante cuando llegás, porque el esfuerzo que uno hace es importante”.
Sin embargo, no todo fue contemplación y superación personal. Hugo y sus compañeros enfrentaron numerosas dificultades. “Tuvimos bastantes problemas, incluso nos tocó un guía que tenía cero onda, cero amabilidad. Lo único que hacía era indicarte el camino. Así que tuvimos que ayudarnos entre todos”, contó. Además, el terreno se convirtió en un pantano debido a las lluvias, lo que complicó aún más la marcha. “El sendero que hicimos no es un sendero que se haga caminando, se hace a caballo, porque es un sendero que usaban los chilenos para cruzar el ganado de Chile-Argentina hacia el lago Puelo. Así que es un sendero de animales”, explicó.
Uno de los momentos más críticos fue cuando las botas de Hugo se despegaron debido al agua y el barro. “Caminé 8 días con las botas atadas con cordones porque se despegaron las suelas. Eran nuevas, pero tenían dos años guardadas y, por lo que tengo entendido, tienen vencimiento. No me la esperaba”, admitió.
A pesar de todo, asegura que la experiencia valió la pena. “Lo primero que destaco son mis compañeros. Todo lo demás solamente lo podés disfrutar, como lugares, paisajes, gente del lugar. Si primero sufrís caminar por horas hasta poder llegar a los lugares designados, ese es el premio. En esta actividad no hay competencia: salimos todos, llegamos todos, no importa el tiempo”, reflexionó.
Como recomendación para quienes deseen emprender una travesía similar, Hugo hizo hincapié en la importancia de elegir bien al guía: “Hay que chequear qué reputación tiene, si tiene medios de comunicación, si tiene algún medio de seguridad como para que, si alguien se quiebra una pierna en el medio de la cordillera, medianamente lo puedan sacar rápidamente. Cosa que en este caso no teníamos”.
Finalmente, Hugo compartió una reflexión que resume su pasión por el montañismo: “Mi familia siempre me dice, ¿por qué vas a sufrir a la montaña? Bueno, voy a sufrir por eso, porque tiene su recompensa. Y para mí es muy gratificante”.