¿Alguna vez te preguntaste por qué reaccionás de determinada manera ante ciertas situaciones? La astrología ofrece herramientas para comprendernos mejor, y la Luna en la Carta Natal juega un papel clave en nuestra seguridad emocional y en la forma en que buscamos afecto. En esta nota, la astróloga Irene Wheeler, quien realiza consultas virtuales y presenciales en San Antonio de Areco, nos guía en la exploración de este aspecto fundamental de nuestra personalidad.
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Me gustaría contarles algunos detalles de lo que implica la Luna en cada Carta Natal. No quiero redundar en lo que significa una Carta, algo que ya les conté en la nota del mes de diciembre, solo diré que para este lenguaje simbólico que es la astrología, el Mapa Natal o Carta es un esquema de nuestras potencialidades, la semilla que somos y que cada uno irá desplegando a su modo mientras camina por esta vida. La charla sobre tu Carta apunta a intentar integrar aquellos aspectos de los que no tengo conciencia y a conseguir la mayor parte de las piezas del rompecabezas que soy, ya que mientras más integro mis distintos aspectos, mayor alivio, mayor comodidad, bienestar, satisfacción de ser quien soy.
En el caso de la Luna, es con lo que primero me identifico, y habla de mi nido, mi familia, mi entorno, mi casa, mi pueblo. Es aquello que viví en la niñez y que entendí como seguridad y afecto, ya que fue lo conocido para mi, y que se convirtió en mi zona de confort, ese lugar que creo seguro y del que me cuesta salir.
La Luna como refugio nos dificulta conectar con el resto de los “ayudantes” de mi Carta, es decir el resto de los planetas que colaboran con mi Sol, (que simboliza al héroe o la heroína de mi historia), a encontrar su camino, es decir a poder expresar quien soy, a desplegar mis talentos, a seguir mi “destino”, e insisten en que mejor nos quedemos en la “aldea”, a salvo.
La Luna también es un talento pero primero debo identificar el refugio que significa para mi. Y ese refugio toma la forma de una reacción automática que surge cuando estoy frente a una situación que me inquieta, que me da miedo, una crisis de algún tipo y que me lleva a intentar recuperar aquello que sentí seguro en el pasado.
Es muy útil conocer esos mecanismos automáticos y regresivos que implica la Luna de cada uno, ya que hacerlos consientes puede ayudarnos a dejar de reaccionar así y descubrir qué es lo que está sucediendo hoy, para dar una respuesta acorde a la situación y no correr a taparnos nuestra cabeza con una manta como niños que se creen a salvo con ese acto.
Para darles un ejemplo, pensemos en el refugio de una Luna en Cáncer, que siente que fue cuidada y mimada, que la arropaban antes de que tuviera frío, la alimentaban antes de que tuviera hambre, “qué lugar tan cómodo! cuando sea grande lo dejaré y recorreré el mundo, pero cuando sea grande”. Maravilloso, pero de adultos, ese mecanismo puede traducirse en que sintamos que el otro debe adivinar qué necesitamos, si tenemos que pedirle algo a alguien eso no es amor, dice esta Luna, sin comprender que el otro no es nuestra madre ni un adivino. Y puede que sigamos repitiendo, “cuando sea grande saldré, si, cuando sea grande, ahora me quedo un rato más” y demoremos eternamente nuestra salida de la zona de confort.
En cambio, una Luna en Escorpio, puede haber vivido de pequeña situaciones de manipulación, y como ese era su nido, supuso que eso era seguridad y afecto, como haber sido amamantada con un poquito de tóxico. No es extraño que de adulto sienta que su lugar seguro y el amor son los vínculos manipuladores. Es importante hacer consciente el mecanismo para poder salir de allí,
Para la mirada astrológica, el entorno que hemos tenido en nuestra infancia ha ayudado a que fuéramos contactando con quienes somos. Cada Luna habla de cómo percibimos nosotros a ese entorno y de cómo colabora esa familia para ayudarnos a integrar el tipo de energía que implica cada Luna de acuerdo al Signo en que está, la Casa, y los aspectos que tenga (aspectos son determinados ángulos de acuerdo a la posición que ocupan en el mandala de la Carta los planetas). Este comprender nos ayuda a liberarnos de enojos y dolores de ese pasado, y lo que es más importante nos despeja el camino para que nos pongamos en marcha hacia donde queremos ir hoy.
Irene Wheeler es danza-terapeuta con orientación junguiana, formada en la Fundación CG Jung de Psicología Analítica, y astróloga con formación en NexoCieloTierra. Además, cuenta con estudios en Comunicación Social (UBA) y en movimiento corporal, coreografías y danza como entrenamiento físico. Su experiencia incluye colaboraciones en el Hospital Interdisciplinario Psicoasistencial Borda y el Hogar de Ancianos San José en San Antonio de Areco, además de talleres privados. Actualmente, combina su pasión por la astrología y la danzaterapia para acompañar a las personas en su camino de autodescubrimiento.
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